Una escuela de música y una biblioteca son dos elementos que, en teoría, necesitan ir por separado. Pero en el Centre Cultural Can Fabra, en Barcelona, han logrado que ambos estén separados por tan sólo un piso de diferencia sin que la sonora actividad de la escuela afecte al espacio de lectura.
El arquitecto Pablo Serrano y la interiorista Blanca Elorduy, del estudio Dom Arquitectura, han ideado su propio estudio siguiendo unas premisas arquitectónicamente muy ortodoxas: funcionalidad y pragmatismo rigen el diseño de su nueva oficina. Aunque el pequeño local, reconvertido de almacén a despacho, también tiene sitio para alguna concesión más imaginativa…