Seguro que las recuerdan. Por encima de las imponentes iglesias de Palladio o de los urbanos campi venecianos, las briccole son el elemento humilde que concentra la esencia del paisaje de la ciudad. Son los troncos de roble que asoman en la laguna. Esos postes que alertan de las bajadas de las mareas, marcan las rutas para las embarcaciones y conviven, en el agua, con la flora y la fauna que los van devorando.
Su vida útil rara vez sobrepasa una década y, periódica y sistemáticamente, se sustituyen para redibujar cada vez el mismo paisaje ordenado y carismático. Por eso, Maurizio y Davide Riva, de la casi centenaria empresa Riva 1920, se preguntaron qué pasaba con esos troncos tan perfectos cuando salían del agua y dejaban de sufrir los golpes de los barcos. Los Riva se interesaron por los postes devorados por los moluscos y buscaron darles una nueva vida. Para conseguirlo, pidieron ayuda a 33 diseñadores, modistos y arquitectos que sanearon y reciclaron las maderas como estanterías, biombos, mesas, cajas, bancos o esculturas.
Así, como un tributo a Venecia, pero también como una inyección de vida al legado de la ciudad, Enzo Mari, David Chipperfield, Paola Navone, Philippe Starck, Mario Botta, Angela Missoni o Pininfarina han ideado un curioso catálogo de productos que oscilan entre la ocurrencia y el tributo, pasando por las piezas escultóricas y los elementos funcionales.
Puedes leer el artículo completo en El País.
Además, puedes ver más información sobre este proyecto de Riva en diarioDESIGN.
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