El arte tiene razones que las leyes no entienden. Y, por eso, mientras el MoMA, el Museo de Arte Moderno de Nueva York, se llevó a Candela Logrosán y los 70 metros de su casa de protección oficial como parte de una instalación arquitectónica que puede verse desde la semana pasada en el centro de la Gran Manzana, la Empresa Municipal de la Vivienda (EMVS) está a punto de desahuciarla por impago de alquiler. Y lo que es arte en Manhattan, es delito en Lavapiés. Y donde Andrés Jaque, el arquitecto-autor de la pieza, vio un elemento clave del confort social y exploró artísticamente la dimensión política de la arquitectura con un proyecto-performance llamado IKEA Disobedients, el organismo público madrileño localizó informáticamente un “incumplimiento de pago de alquiler” e interpuso un requerimiento de 18.995,25 euros de acuerdo “con lo dispuesto en el artículo 22.4 de la Ley de Enjuiciamiento Civil”.
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