Quién no ha pensado alguna vez, viendo una típica película americana: ‘pero esta gente, comiendo y conduciendo… ¿no se pondrá perdida?’ Pues parece que sí, por lo que la diseñadora Jessica Stoll propone el rediseño definitivo y más limpio de la comida rápida por excelencia: el Big Mac de McDonald’s.
¿Y cómo lo ha hecho? Yendo directamente a la fuente del problema: uno va en su coche, ve la M amarilla al fondo de la carretera, así que se dirige al McAuto, pide su hamburguesa, con patatas y bebida… ¡vaya, comerlo y seguir al volante es una tarea casi irrealizable! Pero en el fondo, pringoso y delicioso…
El nuevo packaging ha seguido una de las claves de la joven Stoll, recién graduada de la Universidad de Arizona: un diseño con encanto. Nada serio, simplemente la mejor solución a un problema cotidiano, y con un punto de humor, pero en definitiva delicioso. Útil, y por tanto bello, como dictan los cánones.
El nuevo contenedor, de dos caras, se ajusta a la hamburguesa y las patatas fritas por la parte superior. Puede colocarse en posición vertical sobre cualquier superficie plana, o transformarse en un paquete en forma de diamante cuando se pliega, por lo que se puede mantener fácilmente en una sola mano o encajando perfectamente entre sus piernas, lo ideal en el coche.
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