No es descabellado decir que la hospedería ha sufrido una revolución con la entrada en juego de la web de alquiler de apartamentos Airbnb. La compañía californiana ha sabido crear un concepto que nos llega a todos: Belong Anywhere, es decir, siéntete como casa allá donde vayas. Entendiendo como casa ya no sólo el espacio físico sino las relaciones que se crean con los inquilinos, lo cuales se convierten en vecinos temporales. Y si la fórmula funciona en la hoja de balance, ¿por qué no trasladarlo a las propias oficinas? Pues eso han hecho en The Warehouse. La nueva sede central de Airbnb en Irlanda es también un vecindario.
The Warehouse es un sitio para ir a trabajar, pero, al igual que la filosofía de la compañía, aspira a convertirse en algo más: una comunidad. Un entorno que al final también repercute favorablemente en el trabajo de los empleados, pues trae consigo colaboración e interacción. Y con dicha socialización, llega el compromiso.
De hecho, el proyecto cuenta con la contribución de los propios empleados de la empresa. A dos niveles: por parte de la plantilla de las oficinas de Airbnb en Portland (EEUU) y el equipo destinado en Dublín. Los primeros aportaron sugerencias tras la experiencia que había supuesto el diseño de dicha sede. A los segundos se les dio la oportunidad de soñar con el paraíso. Literalmente. Abajo os contamos más detalles.
Esto último se debe a que The Warehouse es un proyecto que surge desde cero. No es la reforma de un espacio que ya existía. Eso les ha permitido poder crear un proyecto a medida. El que siempre habían fantaseado. Para ello han vuelto a colaborar con el estudio irlandés Heneghan Peng, los cuales ya se encargaron de diseñar las oficinas centrales en el país, hasta ahora situadas en el Watermarque Building.
La Warehouse, cuya superficie alcanza los cuatro mil metros cuadrados, se divide en dos escenarios: el principal y el secundario. El primero consiste en 29 vecindarios. Esto es, una unidad de trabajo para 14 personas. Cada una de ellas cuenta con una gran mesa comunal – en lugar de escritorios individuales – para que la interacción entre los compañeros sea mejor. Todos son idénticos y cuentan además con compartimentos personales así como dos butacas y un sofá para la reflexión, el descanso o pequeños encuentros.
El segundo escenario acoge las salas de reuniones, la cocina y el Ágora, un gran espacio central dominado por una espectacular escalera que se convierte en la protagonista del proyecto. Tiene varias funciones: desde unir las diferentes plantas a servir como gran sala de conferencias, pasando por un espacio para celebrar eventos (tiene capacidad para 400 personas) y proporcionar un sitio para que los empleados actúen como si estuvieran en la plaza del barrio.
Ellos llaman a este ambiente de trabajo lounge style. Relax sí, pero también más comunicación visual con los jefes. De hecho, esa fue una de las peticiones que hicieron los empleados de Portland. Las distribuciones habituales impiden muchas veces la visibilidad de los equipos ante los ojos de los superiores, lo cual puede repercutir negativamente. Con este nuevo esquema la diferencia es menor y, además, se consigue el equilibrio entre socialización y privacidad.
En cuanto a la participación de los empleados de Dublín en el diseño, su contribución está en los decorados de las grandes salas de reuniones. En ellas uno puede transportarse a algunos de los destinos más famosos de Airbnb. El objetivo es ayudar a evadirse del lugar si uno está, por ejemplo, estresado.
Se trata de reinterpretaciones. Recrear un jardín en Mykonos, con la pérgola y la buganvilia incluida, o disponer de una réplica, hecha a propósito, de una mesa de comedor que aparece en uno de los sitios más populares de Rumanía.
Las decisiones, por cierto, no se han tomado a la ligera sino bajo un programa creado para ello (Employee Design Experience). Porque la idea es idear una estrategia de diseño para todas las oficinas de la compañía. El campus de la Warehouse es el modelo de ahora en adelante.
Fotografías: Donal Murphy.
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