Café por la mañana, brunch al mediodía, merienda por la tarde, restaurante por la noche y cócteles a última hora. Todo en el mismo espacio. Esta clase de sitios han existido siempre, pero dar con la fórmula para que se adapten a medida que pasan las horas no es fácil. El equipo de Masquespacio ha asumido el reto en un nuevo gastrobar de Valencia: ‘La Manera’. El nombre no podría ser más adecuado para el trabajo a realizar por parte de esta consultoría creativa ubicada en valencia misma ciudad.
La manera con que lo han solucionado es muy de la casa: trasladar elementos de la marca – o el producto – al interiorismo y a partir de ahí, en este caso, buscar soluciones versátiles. Esto es, si el nuevo bar pretende distinguirse por una materia prima de primera calidad y un café digno de un barista, el espacio se suma al concepto a través del proyecto. Algo así como materiales nobles para una comida noble.
Y puesto que lo que se trata es de conseguir la esencia de una buena comida o bebida, el espacio va en sintonía quedándose desnudo. Incluso bajo el efecto de parecer inacabado. Para ello, por ejemplo, han recuperado las paredes de construcción ya existentes y las han dejado a la vista. El hormigón y el metal sobresalen entre todos los materiales. De hecho, se ha creado el efecto de una superficie oxidada en elementos metálicos de las paredes, lámparas y barra.
El resultado, sin embargo, no es el típico de aquello que llamaríamos estética industrial, porque aquí viene la segunda parte: la de jugar con los colores y la luz para obtener la versatilidad de la que hablábamos antes. Por ejemplo, la elección de tonos bronces para los materiales de la barra, o los dorados para los tubos del techo, aportan la sofisticación necesaria para una coctelería. Mientras que el azul mediterráneo de las celosías otorga un ambiente más de ir por casa a primera hora de la mañana.
En cuanto a la iluminación, la entrada de luz solar a través de los grandes ventanales es perfecta para el día, mientras que por la noche el hecho de poder adaptar la intensidad de la luz artificial permite ofrecer un ambiente más íntimo.
Por último están los detalles que imprimen calidez al sitio como los cojines rosas y aquellos que se alejan del concepto industrial como la pared-estantería de hormigón con formas geométricas.
Por cierto, al igual que en otros proyectos de Masquespacio, el mobiliario también es suyo, a excepción en este caso de las sillas que habían antes y que han recuperado cambiándoles el color, así como la incorporación de modelos de Singular Market.
Fotografías: Luis Beltrán
Carrer de Moratín, 13
València
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