La enésima vida del mármol de Carrara.

Mariola Montosa

05 diciembre 2016

Se utilizó para levantar el Panteón de Roma, para darle forma al David de Miguel Ángel y para otorgarle aires de superioridad a la Escuela de Medicina de Harvard. El mármol de Carrara ha sido uno de los más apreciados en los dos últimos milenios. Ninguna otra cantera ha extraído tanta piedra. El más puro, de hecho, desapareció a principios del siglo pasado. Afortunadamente todavía quedan cortas de las que se puede extraer material y la firma francesa Retegui no lo ha desaprovechado.

Comienzos de una empresa familiar

La compañía nació en 1939 en un pueblo del Pirineo Francés dedicada al negocio de las lápidas y demás objetos funerarios. Pero con la llegada de la tercera generación al mando, la empresa aprovechó el potencial del mármol al combinarlo con otros materiales. El resultado, nuevos usos para el sector aeronáutico y naviero.

Partiendo de su formación como ingeniero civil, Claude Retegui, el nieto del fundador, creó el Departamento de Tecnología 3D. Gracias a ello han desarrollado técnicas que permiten que la piedra sea más ligera pero sin perder su gran solidez y fuerza. Por otra parte han logrado digitalizar procesos como el fresado y obtener combinaciones de fibra de vidrio o carbono. Este know-how les ha permitido contar hoy en día con clientes de la talla de Airbus o Couach Yacht.

El mármol más bello

El otro foco de interés es el diseño. Las minas de Carrara, situadas en los Alpes Apuanos (al norte de la Toscana) proporcionan un mármol con un fondo que va del blanco al gris, con granos brillantes y venas azul-grises que corren irregularmente a través de la piedra. Todo en junto hace que sea un mármol muy apreciado por los arquitectos y los diseñadores.

Nosotros les descubirmos hace poco en la feria MaisonObjet y nos enamoramos en seguida de sus prouctos.

Retegui se ha dado cuenta, además, de que al combinarlo con otros materiales y aplicar su tecnología, los diseñadores pueden dar rienda suelta a su imaginación y crear piezas exclusivas y originales. Aparte de contar con clientes como Martin Szekely o la Gallery Yves Gastou, la compañía trabaja con los colaboradores Jean Louis Iratzoki, de origen vasco-francés, y el belga Sylvain Willenz.

Sus colecciones incluyen mesas, estanterías y objetos como espejos, relojes o bandejas. En este post podemos ver la mesa Arin con una estructura de roble y un tablero de mármol. La mesa de café Bigun, por su parte, es de las más contradictorias al combinar partes duras y blandas. La estantería Alaka con pies de roble grises es de Sylvain. En cuanto a objetos, aquí podéis ver el reloj Tanko, que combina cuero y mármol, y los espejos Alaka.

Fotografías: Retegui