El estudio de interiorismo Somos Nido ha transformado un piso en la Dreta de l’Eixample en una vivienda cálida, sofisticada y profundamente personal. El proyecto conjuga la esencia noble del modernismo barcelonés con piezas de arte contemporáneo, diseño a medida y una paleta cromática rica en matices.
Recuperar la esencia de un piso con historia
Este proyecto parte de un objetivo claro: recuperar la nobleza arquitectónica original de un piso señorial de 290m2 situado en la Dreta de l’Eixample y adaptarla al habitar contemporáneo de una clienta que vive a caballo entre Barcelona y Nueva York.

Para ello el equipo de interioristas de Somos Nido, artífices de la reforma, decidieron respetar elementos tradicionales como el suelo de parquet original del salón, un pavimento de mármol y una mesa de comedor restaurada. También se recuperó un antiguo aparador que hoy funciona como mueble bar, intervenido con papel pintado, pintura y espejos.

Una isla central como núcleo de la vivienda
Otro de los logros del proyecto fue la redefinición de la cocina como núcleo central de la vivienda. Originalmente amplia pero desaprovechada, se reconfiguró por completo esta estancia para integrarse visual y funcionalmente con la zona de día, convirtiéndose en punto de encuentro para la familia.

La zona de noche también fue redistribuida, ganando amplitud y luminosidad gracias a una nueva configuración de los dormitorios.

El color burdeos es el hilo conductor del proyecto
En cuanto a la materialidad y el color, el tono burdeos—favorito de la propietaria—funciona como hilo conductor, introducido de forma estratégica en diferentes estancias.

Esta tonalidad dialoga con una base neutra que realza la extraordinaria colección de arte contemporáneo presente en toda la casa, con piezas de Guim Tió, Claudia Valsells, Andrea Torres y Carlota Guerrero, entre otras, muchas de ellas procedentes de Alzueta Gallery.


Diseño emocional y sofisticación atemporal
La atmósfera del piso transmite serenidad, calidez y una sofisticación atemporal. Los sofás de Joquer y Rue Vintage, lámparas de Santa & Cole y Rispal, sillas de Socialité Family y piezas de diseño nórdico o mid-century conviven con mobiliario restaurado y diseño a medida, como el cabecero de la suite principal. La elección de textiles, luminarias y mobiliario fue cuidadosamente orquestada para generar equilibrio entre pasado y presente.

Más allá de la belleza formal, lo que define este proyecto es la personalización extrema y la conexión emocional entre cliente, vivienda y diseñadores. “Lo que más nos enorgullece es haber creado un hogar coherente y vivido, que representa de forma honesta a su propietaria”, concluyen desde Somos Nido.

Fotografía: cortesía de Somos Nido
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