Esta antigua vivienda unifamiliar del barrio de Sarrià-Sant Gervasi de Barcelona, se transforma en un hogar contemporáneo de la mano del estudio de arquitectura Atzur.
Sarrià-Sant Gervasi: tradición y paisaje en la ciudad alta
Enclavado en la ladera del Tibidabo, el barrio de Sarrià-Sant Gervasi conserva el encanto de un antiguo núcleo urbano integrado hoy en la gran Barcelona. Sus calles tranquilas, la abundancia de jardines, las casas señoriales y una arquitectura marcada por la convivencia de tradición y modernidad, hacen de esta zona un lugar privilegiado.

Aquí, la ciudad se encuentra con la montaña, y el tiempo parece discurrir con otro ritmo. No es de extrañar que sea un escenario habitual para proyectos residenciales que buscan combinar calidad de vida, identidad y diseño.

Un ejercicio de precisión estructural
El estudio Atzur, fundado por Claudia Ferrer Riera y Milagros Machado Ferrari, ha abordado en este contexto la reforma integral de esta vivienda unifamiliar en Sarrià, construida a partir de volúmenes adosados y dispares.

El proyecto abraza la complejidad inicial de esa herencia heterogénea como punto de partida. La intervención se articula como un ejercicio preciso de unificación estructural, donde cada decisión constructiva responde a un análisis cuidadoso de lo preexistente.

La vivienda, originalmente compartimentada en exceso y con problemas de ventilación e iluminación, se reconfigura en torno a la luz natural del mediterráneo, el flujo de aire y la flexibilidad de uso. Los espacios se abren, se conectan visual y funcionalmente; al tiempo que conservan trazas del pasado, respetando así la memoria arquitectónica del lugar.

Con la nueva distribución, las zonas de estar se sitúan en la planta baja, donde la isla de cocina tiene un papel protagónico al ubicarse en el corazón de la casa. La sala es a la vez comedor, cocina, recibidor y zona de juegos para los niños; formando parte de un mismo espacio en el que hay diferentes alturas, volumetrías y techos.

Calidez mediterránea
La reforma del interior revela una atmósfera luminosa y cálida que combina sobriedad contemporánea con referencias mediterráneas. El uso predominante de la madera natural en mobiliario fijo, escaleras y carpinterías aporta calidez y continuidad visual. «Decidimos incorporar materiales naturales como la madera, él mármol o las piezas cerámicas vidriadas que le dieran calidez y variedad de texturas al espacio», explican Claudia Ferrer y Milagros Machado.


Por su parte, los pavimentos en tonalidades claras y las paredes blancas amplifican la luz. Elementos como los azulejos verdes brillantes y los techos con bóvedas de revoltón pintadas en blanco, evocan un pasado artesanal en sintonía con la identidad del estudio de arquitectura Atzur.

Las ventanas de madera sin ornamentos actúan como cuadros vivos que integran el paisaje doméstico en el entorno natural del Tibidabo, enfatizando la relación entre interior y exterior.
Fotografía: Del Río Bani
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