En este proyecto en Madrid, JOTAJOTA+ transforma una vivienda tradicional en un escenario fluido y sensorial, donde el color organiza, define y conecta usos y atmósferas.
Una herramienta para estructurar el espacio
El color tiene la capacidad de influir en nuestro estado de ánimo, en cómo habitamos y percibimos el entorno. Además de tener una función estética, se convierte en una herramienta fundamental para estructurar el espacio. Genera ritmo, enfatiza relaciones y provoca sensaciones.

En el proyecto `Casa Cromática´, ubicado en Madrid y desarrollado por JOTAJOTA+, en colaboración con Luis Gil y Diego Sacristán, el uso del color articula toda la intervención. Aquí, el hogar muta en un campo de experimentación espacial donde la psicología del color se entrelaza con la narrativa arquitectónica.

Recuperar el solado como punto de partida
La reforma parte de una pregunta: ¿cómo intervenir una vivienda para potenciar su prexistencia? La respuesta se descubre bajo los pies, ya que al levantar el pavimento existente, apareció un solado original de baldosa hidráulica, que los arquitectos escogieron como punto de partida conceptual. Este suelo se recupera y se enmarca con una banda oscura del mismo material, generando una lectura del conjunto que funciona como un gran lienzo continuo sobre el que se disponen los nuevos elementos.

La propuesta establece un diálogo entre lo preexistente y lo nuevo desde la yuxtaposición y el contraste. Como lo llama el arquitecto Robert Venturi: «yuxtaposiciones contrastantes«, es decir, marcar la unión entre los estratos viejos y nuevos, crear cambios añadiendo, y no modificando, los elementos interiores existentes. Así, se opta por incorporar volúmenes que se entienden más como mobiliario que como arquitectura, ubicados en posiciones poco convencionales para destacar su carácter autónomo.

Tres volúmenes cromáticos
Sobre ese tapiz preexistente, se insertan tres volúmenes de colores intensos que organizan los usos de esta Casa Cromática. Cada uno responde material y formalmente a las funciones que contiene y al espacio que articula.


El volumen rojo es el núcleo social de la vivienda. Dispuesto como una isla escénica, establece continuidad entre cocina, comedor y sala de estar. Un gran hueco acabado en gresite mate actúa como marco escénico que unifica estos usos sin compartimentarlos.

El volumen azul se orienta a los espacios más introspectivos. Revestido en madera, incorpora almacenaje y estanterías para objetos personales; mientras que un lado forrado en espejo aloja los lavabos, generando profundidad visual.

El volumen verde guía hacia el dormitorio principal. Funciona como filtro visual y funcional, resolviendo necesidades de almacenaje sin romper la continuidad espacial. Dentro de él, un acabado amarillo contrasta y define la zona más íntima del baño.

Casa Cromática propone una arquitectura sin jerarquías
La vivienda se organiza mediante cerramientos móviles -abatibles, correderos y pivotantes- de suelo a techo, que permiten fragmentar el espacio sin interrumpir su lectura continua ni la rotundidad visual de los volúmenes. Esta estrategia favorece la flexibilidad, la multifuncionalidad y la experiencia del usuario, al romper con las jerarquías tradicionales del espacio doméstico.

Casa Cromática reivindica de esta forma la arquitectura sin jerarquías y presenta una composición que respeta lo existente y, a través del color, lo transforma en un escenario cambiante, abierto a múltiples formas de habitar.
Fotografía: Hiperfocal
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