Una casa entre medianeras en la que primara la luz natural, y con la capacidad de aumentar la superficie a lo largo del tiempo. Así nació el proyecto de Casa Migdia de SAU Taller d’Arquitectura, una vivienda libre de prejuicios y original que se adapta a la perfección a las demandas de sus propietarios. La poco ortodoxa distribución de la casa y los materiales constructivos a la vista, se complementan con una decoración colorista y acogedora, aportada por los propietarios. Casa Migdia se encuentra en Granollers, ciudad de la provincia de Barcelona.
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SAU Taller de Arquitectura ha planteado por ello una acción clara: llevar todos los servicios y espacios de almacén a las medianeras, dejando un núcleo central que articula el espacio a su alrededor. Con esta decisión se liberan las fachadas de la calle y del patio, norte y sur respectivamente, y se pueden trabajar como filtros de luz y ventilación. También se libera la sección del proyecto dotándola de flexibilidad en el tiempo, permitiendo la construcción de altillos que responderán a las necesidades de los usuarios. Con este objetivo, se han dejado anclajes integrados en la estructura de hormigón para, en un futuro, poder montar estructuras sencillas de madera.
Los más de 170 m2 de finca se dividen en tres niveles. En planta baja, y relacionado con la calle y el patio, se sitúa un espacio de garaje, entendido como un espacio multifuncional donde poder realizar comidas familiares o actividades relacionadas/integradas con el patio.
En planta primera, y de sur a norte, se sitúan el comedor y la cocina. La habitación queda ligada a la zona de estar a través de una doble puerta corredera, generando varias alternativas de privacidad.
En la cubierta, y gracias al trabajo en sección, aparecen dos terrazas, una más privada y protegida por una pérgola vegetal y otra más expuesta, entendida como solárium.
El núcleo que integra el baño y las escaleras, alrededor del que se articula el espacio interior, se sitúa ligeramente desplazado hacia la esquina noroeste de la planta definiendo así espacios con diferentes proporciones a su alrededor y facilitando la relación entre ellos. Un pequeño patio interior en el núcleo ilumina los espacios centrales de la casa así como el baño, con la pretensión futura de alojar un ascensor.
El aprovechamiento de la energía es la clave en las fachadas, que disponen de una ‘triple piel’ para mejorar la sensación de confort, luz y temperatura. La piel más exterior es de policarbonato celular de 4 cm y el interior de vidrio de doble cámara, entre las dos capas se sitúan unas lamas orientables de aluminio, que se pueden abrir y cerrar en función de las necesidades de ventilación.
En cuestión de materiales, se ha trabajado con los que fueran lo más desnudos y neutros posibles: hormigón, vidrio, policarbonato, madera, acero… con el objetivo de generar un espacio no contaminado para que sea el propio usuario quien le dé el color y la personalidad a través de mobiliario, vegetación, cuadros, lámparas, alfombras, pinturas… «Así se proyecta un soporte para la vida cotidiana», en palabras del estudio.
Fotografías: Andrés Flajszer
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