Enclavada en Baranbio y rodeada de densos pinares, el caserío Garaitia Etxea renace desde los cimientos de un baserri tradicional con una mirada actual y respetuosa. Garmendia Cordero Arquitectos propone una reforma que reinterpreta con sensibilidad la impronta de una arquitectura ancestral que dialoga con el paisaje, la identidad y la memoria constructiva del País Vasco.
Un nuevo lenguaje para una arquitectura heredada
Garaitia Etxea parte de un caserío vasco de pequeña escala, pero de gran presencia. Su imponente fachada sur, simétrica y rotunda, recuerda el espíritu sobrio de los antiguos baserris: estructuras donde la vivienda, la actividad agrícola y la naturaleza convivían en equilibrio. Además, el gran portón, los balcones y los huecos se abren al paisaje del valle, generando una relación directa con el entorno.

En este contexto, la intervención de Garmendia Cordero Arquitectos preserva lo vernáculo mediante una arquitectura contemporánea que no busca protagonismo, sino consonancia. Desde el inicio, el proyecto asume una responsabilidad cultural. Por eso, la rehabilitación parte de un profundo respeto por la lógica constructiva y espacial del baserri tradicional vasco.

Esta lógica distribuye funciones verticalmente, con graneros y establos abajo, vida arriba, y una estructura de piedra y madera construida desde la necesidad y la honestidad. En consecuencia, Garaitia Etxea responde a conservar lo esencial, interpretar lo necesario y construir lo nuevo sin imposturas.

Luz, vacío y estructura
La estructura original del caserío articula toda la propuesta. Dividido en tres crujías de dimensiones similares, el espacio se organiza con claridad. A partir de ahí, esa claridad se convierte en el esqueleto sobre el que se superpone la nueva arquitectura.

Para la distribución interior, el estudio ha optado por liberar algunos tramos de forjado, conservando su solera original, pero sin darle su uso habitual. Como resultado, la madera antigua permanece suspendida, delimitando el espacio sin cerrarlo y permitiendo que la luz natural recorra libremente todo el volumen interior.

Así, la casa se vuelve etérea sin perder su escala humana. Por ejemplo, las pasarelas ligeras que conectan los balcones parecen flotar. Al mismo tiempo, el juego de dobles alturas y visuales cruzadas genera una riqueza espacial inesperada que contrasta con el exterior sobrio del caserío.

Habitar el contraste
Mientras el baserri original es denso, robusto y de piedra, la nueva intervención es ligera, precisa y reversible. Por eso, sorprenden las líneas claras, los volúmenes limpios y una paleta sutil que marcan una distancia sin romper el diálogo. La escalera nueva, apenas en contacto con la anterior, se aligera hasta casi desaparecer.

Del mismo modo, los tabiques, delgados y luminosos, complementan el carácter original del caserío. Allí donde ha sido necesario abrir huecos, se han introducido recercos metálicos como claro icono de esta intervención contemporánea.

Por lo tanto, la oposición deliberada entre lo imperfecto y lo depurado propone una tensión que unifica el conjunto. Lo nuevo no sustituye a lo viejo y lo interpreta, lo envuelve y, en cierto modo, lo ilumina.

Una intervención sostenible y coherente
Más allá de la forma, el proyecto incorpora un enfoque sostenible que refuerza su compromiso con la tradición. La reutilización de puertas, muebles, tejas y elementos estructurales responde a una lógica circular que refuerza su ética. Esta filosofía ancla aún más la intervención al espíritu del baserri, una arquitectura que, desde siempre, entendió el territorio como un sistema de recursos a preservar.

Así pues, la reforma de Garaitia Etxea propone un nuevo hogar que conserva la memoria del trabajo agrícola, el paso del tiempo y el peso de los muros, pero también la ligereza de una mirada nueva. Es una conversación actual con una tipología que sigue viva, que puede seguir habitándose si se entiende y se cuida. Garmendia Cordero Arquitectos lo ha hecho con precisión, sensibilidad y memoria. Y el caserío, ahora sí, vuelve a respirar.

Fotografía: Nerea Moreno
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