Junto al río que atraviesa la Reserva Natural do Sado, en la región del Alentejo portugués, el estudio de arquitectura Aires Mateus ha construido las Cabanas no Rio: dos pequeños volúmenes de madera –uno para el dormitorio, otro para el estar-cocina–, que reproducen la estética de las tradicionales cabañas de pescadores.
De un vistazo
Quién vive aquí: Cabañas de alquiler
Situación: Comporta, Alentejo, Portugal
Superficie: 26 m2
Arquitecto: Aires Mateus
Fotografía: Bernard Touillon
El programa se distribuye en dos pequeñas cabañas de idénticas dimensiones. En la primera, constituida como la zona de noche, están el dormitorio, un pequeño aseo y una ducha exterior. En la segunda se ubican el salón y una pequeña cocina.
Las dos pequeñas edificaciones, junto a un muelle medieval de madera, han sido fabricadas en taller y transportadas en camión hasta una reserva natural.
“Hemos optado por la madera, un material vivo y sensible a las inclemencias climáticas y al paso del tiempo, que además remite al río, al muelle y al mundo de la navegación”, explica el arquitecto portugués Aires Mateus, para quien es fundamental que las cabañas envejezcan con el entorno.
Su volumetría, sencilla y con cubierta a cuatro aguas descentradas, hace referencia al arquetipo de casa tradicional, con un porche donde sentarse a disfrutar de las vistas.
Líneas sobrias y materiales austeros caracterizan el interior, donde la madera también es protagonista. El blanco del mobiliario y de los pequeños objetos decorativos aporta luminosidad; los tonos tierra y crema en textiles y piezas, conectan con el suelo de arena que rodea a las cabañas.
Un cómodo sofá modelo Ghost, diseño de Paola Navone, invita al relax y al recogimiento en la cabaña ‘de día’. Tras él, está la cocina, oculta bajo una tabla de madera abatible.
La cocina se ha construido con la misma madera que reviste paredes, suelos y techos. Puertas abatibles y sin tiradores ocultan un espacio de almacenamiento.
En la cabaña de noche se puede disfrutar del paisaje desde la cama dejando la puerta abierta. Sencillos objetos decorativos, como los colgadores de la pared o un pequeño taburete, aportan confort y refuerzan el carácter rústico del espacio.
La inclinación variable de los techos crea puntos de tensión, que señalan los diferentes usos que suceden debajo. El dosel que cuelga sobre la cama potencia el carácter poético del espacio. Para la iluminación, en ambas cabañas, hay pequeñas lámparas de pie, casi portátiles, algunas velas y, en el dormitorio, un cable con casquillo y bombilla (en la imagen, a la derecha).
Una gran puerta de madera independiza la cabaña de noche o la vuelca completamente al paisaje, según esté cerrada o abierta. Esta flexibilidad en el cerramiento permite, además, que la ducha pueda ser utilizada desde el exterior.
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