Casa Escaleta: la rehabilitación de una casa de pueblo centenaria en la huerta valenciana
Ubicada en l’Horta Sud, Casa Escaleta es una vivienda con más de cien años de historia. El estudio Goodbye 2000 firma una intervención que transforma su antigua estructura compartimentada en un espacio contemporáneo, abierto y habitable, sin renunciar a la identidad original de la casa.
Una casa tradicional renovada
Situada en una trama urbana tradicional, Casa Escaleta cuenta con acceso directo desde la calle a través de una escalera exterior estrecha, un rasgo característico en muchas casas de la zona. Al frente del proyecto, el estudio valenciano Goodbye 2000, formado por Sergio Espinosa y Javier Pérez, plantea una reforma con una premisa clara: actualizar el espacio sin borrar su historia.
De esta forma, el enfoque del estudio se construye desde la atención al detalle, la escala doméstica y una lectura sensible de lo preexistente. En Casa Escaleta, esta manera de trabajar se concreta en una intervención honesta, sin imposturas ni gestos forzados, que pone en valor los elementos originales.
Para ello, el primer paso fue revisar por completo la distribución. La obsoleta compartimentación original se ha eliminado para liberar el espacio central, favoreciendo una relación más directa entre la estructura, los materiales y la luz natural. Esta nueva organización responde a las necesidades de una joven pareja. Por eso, los extremos de la casa se han reservado como zonas privadas dedicadas a los dormitorios.
Distribución abierta, flexible y respetuosa
La intervención de Goodbye 2000 propone una planta baja diáfana, donde cocina, salón y comedor comparten un mismo espacio. Esta zona se convierte así en el núcleo de la vida diaria. Por su parte, la cocina dialoga con las vigas recuperadas del techo a través de su mobiliario revestido de madera y una cerámica artesanal en tono mocha mousse. De esta manera, la calidez de los materiales refuerza esa atmósfera acogedora y coherente, que se funde con el lenguaje estético de los elementos preexistentes.
Además, junto a ella, el salón-comedor introduce una nota de color con unas sillas en tono naranja. Aunque contrastan con los tonos neutros predominantes, lo hacen sin romper la armonía general. Al fondo, una estantería de obra recorre la pared y aporta orden al ambiente sin recargarlo visualmente. Esta organización sencilla define una forma de habitar más abierta, versátil y conectada con la arquitectura original.
En la planta superior se encuentran las estancias más íntimas, como los dormitorios y el baño. El acceso se ha resuelto con una escalera de caracol metálica en color amarillo. Esta pieza introduce un acento contemporáneo que dialoga, por contraste, con la materialidad tradicional de la casa.
Recuperar para proyectar
Durante el proceso de obra, la eliminación de capas añadidas permitió a Goodbye 2000 descubrir y recuperar elementos clave de la construcción original. Bajo los falsos techos, apareció la estructura de madera inclinada que sostiene la cubierta de teja árabe. Del mismo modo, el suelo de baldosas hidráulicas, oculto bajo un pavimento moderno, volvió a la luz. Ambos elementos se conservaron tanto por su valor estético como por su capacidad para conectar con la historia de la casa.
Estos hallazgos influyeron en muchas decisiones cromáticas y materiales del proyecto. Asimismo, se restauraron piezas como la puerta de entrada de doble hoja, las barandillas de los ventanales o la pared de ladrillo visto que enmarca la escalera. Cada uno de ellos refuerza la identidad de la vivienda y establece un vínculo claro entre pasado y presente.
Nuevos materiales, mismo lenguaje
La intervención no se queda en la recuperación: también propone. Por este motivo, los nuevos elementos se han elegido para establecer una continuidad con lo preexistente. En consecuencia, predominan la cerámica artesanal, la madera natural y los tonos neutros.
La pared de ladrillo visto que enmarca la escalera de caracol aporta textura sin protagonismo excesivo. Además, la celosía de barro cocido que conduce al sótano y el mobiliario de obra en la terraza completan un conjunto equilibrado, coherente y respetuoso con el carácter original de la vivienda.
En la terraza, el uso de la cerámica artesanal y los materiales de cal y mortero construyen un ambiente alegre y con solera. Allí, el contraste entre el patrón moderno de las baldosas y las vistas de la cubierta de teja tradicional resume la esencia del proyecto. Casa Escaleta representa una mirada al futuro desde un arraigo profundo en la tradición.
Gracias al trabajo de Goodbye 2000, esta casa de pueblo ha encontrado una nueva vida sin renunciar a su esencia. En apenas 90 metros cuadrados, consigue realzar su impronta con sensibilidad y responder a las formas de habitar contemporáneas.
Fotografía: Oleh Kardash