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Juan Francisco Fuentes-Lojo
25 marzo 2025

Esta casa de hormigón en la sierra madrileña propone un habitar conectado con el exterior

Muka Arquitectura ha diseñado una casa donde el hormigón y la conexión con el exterior son los protagonistas. Situada en Pedrezuela, un pequeño municipio al norte de Madrid, la vivienda se subordina a las preexistencias de la parcela mediante una geometría flexible.

Dos encinas, una lámina de agua y el horizonte

La arquitectura débil es un concepto propuesto por Ignasi de Solà-Morales en 1987 que plantea una visión más flexible y menos dogmática de la arquitectura, en contraste con las formas rígidas propuestas por el Movimiento Moderno. Según el arquitecto catalán, ésta no busca imponer grandes estructuras, sino que se centra en la integración y la relación de los edificios con su entorno, respondiendo de manera más orgánica y menos invasiva a las necesidades y características de cada lugar.

Muka Arquitectura Casa Roble

Un buen ejemplo, que toma el testigo a esta corriente arquitectónica, lo encontramos en Casa Roble, una vivienda unifamiliar de 244m2 diseñada por Muka Arquitectura en la sierra madrileña. El solar contaba con tres preexistencias fundamentales: dos encinas, una extensa lámina de agua y el horizonte. Estos elementos han determinado tanto la ubicación como la configuración formal de la vivienda resultante.

El acceso, situado en la fachada sur, genera un quiebro que abraza y acompaña al visitante al interior de la casa. La fachada norte, por contra, ofrece una doble altura con un gran paño de vidrio abierto exterior. Una encina preside las vistas y obliga al edificio a doblegarse para no ocupar su legítimo espacio natural.

Muka Arquitectura, interior de Casa Roble

Vivir sin tabiques

El programa funcional del proyecto se distribuye en varios niveles interconectados; espacial y visualmente. Mediante una serie de bandejas de hormigón que parecen levitar sobre el terreno, cada una de las estancias encuentra su lugar y no fricciona con las demás. Permitiendo de este modo que todas las piezas domésticas gocen de luz natural y vistas despejadas sobre el embalse de Predrezuela.

El proyecto genera dos itinerarios, ascendentes o descendentes, que permiten respetar los grados de privacidad domésticos sin necesidad de levantar tabiques. El recorrido transcurre alrededor de una recepción, galería y zona de estudio, ducha suspendida, bañera con iluminación cenital, dormitorio y vestidor, zona de lectura, gradas de madera, comedor y cocina.

El hormigón como segunda piel

Por último, merece la pena mencionar otro elemento fundamental en la concepción formal de esta vivienda: el triple uso del hormigón. Éste actúa como sistema estructural, cerramiento y acabado. Un único material que permite sostener el peso de la edificación, ofrecerle una envolvente térmica y dotarle de carácter mediante una textura austera desprovista de artificios.

Fotografía: Adrià Goula. Visita promovida por Open House Valencia.

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