Un ático colorido y flexible en Madrid que multiplica el espacio existente
En la última planta de un bloque residencial al norte de Madrid, gon architects ha convertido un piso de 40 m² en un espacio continuo, flexible y abierto al paisaje. Casa Costa fluye sin interrupciones para diluir las fronteras entre interior y exterior, dando forma a una vivienda mínima que se expande a través del entorno y la creatividad.
Una vivienda entre dos terrazas
Casa Costa ocupa el ático de un edificio de los años 80 situado junto a la A1. Aquí, Madrid queda lejos, y lo que ocupa el primer plano son las frondosas copas de los cedros y los álamos que visten el skyline de la ciudad. En este contexto, lo que verdaderamente importa es la densa masa verde que envuelve y rodea el edificio, generando una sensación de aislamiento natural. Por eso, es precisamente en esa altura suspendida donde gon architects interviene. En lugar de trazar límites, los disuelve; en lugar de compartimentar, abre. Casa Costa no busca acotar sus 40 m², sino expandirlos.
Desde el inicio, el proyecto se articula en torno a esta condición. El objetivo es claro: aprovechar la orientación cruzada y abrir la vivienda de lado a lado para permitir que el exterior la atraviese y la defina. Sin embargo, el punto de partida era una planta muy compartimentada que limitaba la percepción del espacio. Para resolverlo, gon architects ha eliminado las divisiones existentes. Así ha construido un pequeño piso pasante, con dos terrazas opuestas como extremos de un recorrido continuo. Entre ellas, se habita sin interrupciones.
El volumen central como sistema organizativo
La intervención clave del proyecto consiste en concentrar los elementos cerrados en un único volumen situado en el centro de la planta. El baño deja de ser un espacio residual y pasa a convertirse en el núcleo a partir del cual orbita el resto de la vivienda. Al mismo tiempo, esta caja central oculta almacenaje y traza recorridos fluidos y circulares. Esta pieza compacta libera el perímetro, generando una circulación envolvente que permite cruzar la vivienda en distintas direcciones y sin obstáculos. Gracias a esto, el resultado es un espacio flexible, sin jerarquías rígidas, que se adapta a diferentes usos a lo largo del día.
A un lado del volumen queda la zona más privada, donde se sitúa el dormitorio. Al otro, un área abierta y continua integra cocina, comedor y sala de estar, con acceso directo a la terraza principal. De este modo, gon architects ha vertebrado la vivienda mediante un esquema claro: un núcleo compacto y dos ambientes diferenciados, articulados a través de recorridos fluidos y visuales largas.
Materiales que refuerzan la continuidad
El sistema de acabados responde a la misma lógica que la distribución: evitar cortes y enfatizar la idea de continuidad espacial. Los pavimentos se extienden sin interrupciones para difuminar la transición entre interior y exterior, mientras que las cortinas de suelo a techo permiten obtener privacidad sin necesidad de particiones rígidas. Además, sobre esa base neutra y flexible, el tratamiento de color en paredes y techos introduce matices que definen los diferentes ambientes sin perder la unidad del conjunto.
La misma contención se traslada al mobiliario, reducido a un equipamiento esencial y cuidadosamente seleccionado. Así, una mesa, dos sillas, un sofá, algunas lámparas y una colección de plantas de pequeño formato son suficientes para dotar de uso y carácter a la vivienda.
Este sistema mínimo de objetos refuerza la idea de ligereza y evita sobrecargar un espacio que, por dimensiones, necesita permanecer abierto y despejado. De esta forma, los muebles no compiten con la arquitectura. Al contrario, actúan como extensiones discretas de la misma estrategia material: piezas puntuales que aportan calidez sin alterar el equilibrio general.
Habitar con flexibilidad
Más allá de resolver un programa funcional, Casa Costa plantea una reflexión sobre cómo habitar los pisos de escala reducida sin renunciar a la amplitud, la versatilidad y la relación con el paisaje. En este sentido, vivienda se adapta al ritmo y las necesidades de Costa, su propietaria, que trabaja desde casa y convierte este espacio en un entorno híbrido. En él, conviven lo laboral y lo doméstico, lo privado y lo abierto.
Para facilitar esta flexibilidad, el estudio ha incorporado largas cortinas que funcionan como una pared ligera y móvil. Estas cortinas permiten ocultar el pequeño estudio de Costa durante su jornada laboral y, al finalizar, se retiran para devolver al espacio su continuidad original.
Con intervenciones precisas y una estrategia clara, gon architects consigue que una vivienda mínima multiplique sus metros cuadrados. En definitiva, Casa Costa nace para demostrar cómo los límites físicos pueden flexibilizarse hasta desaparecer. Así, surge un lugar capaz de dar forma a nuevas maneras de habitar, conectadas con el contexto y con la identidad de quienes las ocupan.
Fotografía: Imagen Subliminal