The Brutalist: una epopeya arquitectónica donde todo es colosal
The Brutalist propone una epopeya arquitectónica donde todo es colosal: la arquitectura que muestra, las relaciones personales que se establecen entre los personajes y su duración (el film se extiende durante más de 3 horas). Dirigida por Brady Corbet, cuenta la historia vital de László Tóth: un arquitecto húngaro que huye de la Europa de la posguerra, para establecerse en Estados Unidos con la intención de reconstruir su vida y su obra.
La arquitectura como metáfora sobre la pérdida, el poder y la ambición
La película transcurre en Pensilvania, retratada en esta ocasión como un icono romántico del sueño americano capitalista. En dicha urbe el ya reputado arquitecto László Tóth debe empezar de cero a forjarse una carrera profesional. «Es el viaje de un refugiado conectado con su pasado, pero a quien también han despojado de ese pasado. Está tratando de abrirse camino en un nuevo país con normas que no conoce«, cuenta el actor Adrien Brody que interpreta a Tóth en el film.
Durante todo el largometraje los personajes se relacionan de manera directa con la arquitectura. Ésta no actúa como un mero escenario, sino como una actriz protagonista con personalidad propia capaz de transmitir emociones. En el bloque inicial, los proyectos de Tóth suponen un soplo de aire fresco respecto el diseño tradicional americano, reflejando optimismo e innovación. En la segunda parte del film la arquitectura cobra un cariz más solemne, materializándose en espacios brutalistas, para hablar sobre la pérdida y la desigualdad.
De la Bauhaus al Brutalismo
Para comprender la película es necesario tener presente el contexto arquitectónico de la misma. Inicialmente se nos presenta un arquitecto de mediana edad, instruido en la Bauhaus. Esta escuela alemana, especializada en arte y diseño, asentó las bases del movimiento moderno defendiendo un mantra muy concreto: la forma debe seguir a la función. Iconos de la arquitectura y el diseño contemporáneo como Walter Gropius, Marcel Breuer o Mies van der Rohe impartieron clase en sus aulas. Lamentablemente, fue perseguida por el nazismo hasta que en 1933 se clausuró por considerarla excesivamente subversiva.
Dos décadas después surgió el brutalismo como respuesta a la necesidad europea de reconstrucción de la posguerra. El hormigón fue el material escogido para ello ya que era barato y no pretencioso, reflejando principios éticos como la igualdad y la justicia. Inicialmente se utilizó este estilo arquitectónico para edificios institucionales, tratándolos como monumentos para que fuesen identificables y poco a poco se extendió a otras tipologías como la residencial.
El film retrata la evolución de los principios de la Bauhaus hasta la irrupción del brutalismo. László Tóth introduce el movimiento moderno en Pensilvania y, de manera natural, su arquitectura evoluciona hacia el brutalismo para reivindicar su propia existencia.
¿Existió realmente el arquitecto László Tóth?
Aunque la historia y la arquitectura que relata The Brutalist es ficticia, muchos son los que se preguntan si el arquitecto László Tóth existió realmente. “El personaje es la mezcla de muchas personas reales como Marcel Breuer, Louis Kahn, Paul Rudolph; para mí, este arquitecto ficticio es la mejor forma de acceder al pasado”, confiesa el director Brady Corbet.
Aunque se trata de un personaje ficticio, inspirado en grandes de la arquitectura, podría haber sido real. Muchos arquitectos instruidos en la Bauhaus vieron truncadas sus carreras a causa del Holocausto.
Imágenes: fotogramas de la película cortesía de A24