Aires brutalistas y minimalismo cálido se encuentran en esta reforma madrileña
Una vivienda en el centro de Madrid en la que conviven la crudeza del hormigón y la calidez de la madera. Casa Mushroom, diseñada por el estudio EME157, reinterpreta el brutalismo desde una óptica serena y minimalista. Espacios abiertos, materiales honestos y mobiliario a medida visten esta casa de 160 metros cuadrados que equilibra la rotundidad estructural con la delicadeza de las técnicas artesanales.
La ornamentación original, protagonista del diseño
Desde su concepción, Casa Mushroom se define por la honestidad de sus materiales y la expresividad de su ornamentación. Durante la demolición inicial, unos pilares y forjados originales de hormigón sorprendieron a EME157. Estas estructuras, que conservaban una sutil pátina del paso del tiempo, se convirtieron en el punto de partida del diseño. Así pues, el estudio apostó por dejarlas vistas para convertirlas en elementos que marcan la identidad de la vivienda.
Esta decisión respeta la historia del edificio y establece las bases de un brutalismo cálido en su interior. En la intervención, conviven en armonía los elementos industriales con acabados más acogedores, inherentes al hogar. De esta forma, el contraste entre ellos dota al proyecto de una dimensión estética rica y texturizada.
Espacios abiertos y conexión visual
La distribución propuesta por EME157 está pensada para adaptarse a las necesidades de una familia numerosa, con cuatro hijos y un simpático perro. Por eso, ha sido esencial proyectar una fluidez espacial sin barreras y con materiales de fácil mantenimiento. Así nace un gran espacio abierto que alberga el salón, el comedor y la cocina, pensado para fomentar la interacción familiar.
En torno a él, se distribuyen las habitaciones en dos alas simétricas, conectadas por un espacio común mediante ventanas interiores que permiten una visión completa de la casa. Estos elementos potencian esa sensación de continuidad espacial, mientras la luz natural fluye entre ellos sin obstáculos.
Además, un sistema de estores ofrece la flexibilidad de regular la privacidad según las necesidades de cada momento, sin perder la máxima sensación de amplitud.
Materiales y colores que crean hogar
La materialidad de Casa Mushroom responde a una búsqueda de equilibrio entre la dureza y la robustez del hormigón con elementos más cálidos. Por un lado, el hormigón visto en pilares y techos aporta una capa de textura y carácter. Por otro, el linóleo en tono Mushroom, que da nombre al proyecto, se convierte en el hilo conductor del interiorismo. Este material de la firma Cubro crea una línea horizontal en el espacio que unifica visualmente todas las superficies y parte del mobiliario.
Por su parte, la madera de fresno aporta calidez en puntos estratégicos, mientras que los detalles en terracota añaden acentos de color que suavizan la estética industrial. El gresite en las zonas húmedas y el acero inoxidable en superficies completan esta paleta material, reforzando el carácter funcional y resistente del hogar.
Mobiliario a medida por EME157
EME157 ha diseñado a medida cada pieza de mobiliario para fundirse con la arquitectura de la vivienda. Las estructuras metálicas en blanco o terracota, combinadas con tableros de linóleo Mushroom y madera de fresno, transmiten una coherencia estética y optimizan el uso del espacio.
Además, una línea horizontal extiende el material protagonista a estanterías, mesas y cabeceros, aportando continuidad visual. Los armarios, en un discreto acabado blanco, se integran en el espacio para convertirse en el fondo neutro que necesita la audaz materialidad principal.
Ya en la cocina, el juego de contrastes se invierte. Los planos verticales están revestidos con linóleo, mientras que el acero inoxidable y la madera dominan las superficies horizontales, generando un diálogo entre texturas industriales y artesanales. Como pieza central, aparece una mesa de fresno que funciona tanto de superficie de trabajo en la cocina como de comedor, con unas patas en terracota que aportan personalidad al espacio.
Fotografía: Luis Asín