Una casa mediterránea reconstruida sobre su propia memoria
En 2021, Abez Design comenzó la reconstrucción de esta vivienda de 362 metros cuadrados en las faldas de la sierra alicantina. Cuatro años después, el estudio ha finalizado la obra para crear una casa mediterránea que se abre al paisaje a través de celosías, amplios ventanales y materiales honestos.
La memoria del lugar
Este proyecto de Abez Design nace de una singular premisa: reconstruir la vivienda desde su propia memoria. Por eso, en lugar de ocupar la totalidad del terreno, la casa se eleva sobre sí misma, dibujando dos volúmenes diferenciados que se integran con respeto en el entorno. Esta decisión arquitectónica permite que el suelo respire y la edificación se conecte de manera fluida con la naturaleza circundante.
Así pues, esta casa mediterránea se presenta como un refugio elevado, ubicado en una pequeña urbanización en un pueblo del sur de Alicante. Un proyecto que va más allá de la construcción para representar la memoria del lugar, el paisaje y la luz mediterránea; una arquitectura que respira, conecta y propone nuevas formas de habitar.
Un jardín mediterráneo
Abez Design ha proyectado el exterior de la vivienda como un jardín mediterráneo que actúa como una extensión natural. Desde fuera, se percibe cómo la materialidad rinde homenaje al diseño mediterráneo: materiales sólidos y honestos como la madera natural, el microcemento y la piedra se convierten en protagonistas del espacio.
En este jardín, un acogedor porche anticipa la entrada a la vivienda. Vestido con un sofá escultural de inspiración industrial y una mesa de formas amables en color mantequilla, deja entrever la conexión material y la continuidad visual entre el interior y el exterior.
Luz, transparencias y juego de celosías
La planta baja de esta vivienda se abre al exterior, invitando a ser vivida sin restricciones. En ella, el uso de celosías de cal y mortero tamiza la luz natural y enmarca estratégicamente las vistas hacia el jardín. Este interesante juego de transparencias genera un equilibrio entre apertura y privacidad, luces y sombras.
Ya en su interior, este nivel se presenta como un volumen sólido que alberga los servicios y un salón. A su entrada, la escalera de hormigón, con su barandilla ligera y minimalista, vertebra la conexión con la planta superior. A sus pies, una mesa diseñada por Sara Regal a partir de fibras recicladas y pigmentos naturales evoca la artesanía mediterránea y sostenible.
Un refugio elevado, suspendido sobre la sierra
Esta rotunda escalera desemboca en el volumen superior, donde el icónico Eames Elephant de Vitra da la bienvenida e introduce un guiño lúdico y atemporal. En esta planta, Abez Design ha potenciado la conexión con el exterior a través de amplios ventanales con vistas a la sierra y la extensión de la materialidad en cada rincón.
En su interior, alberga los espacios principales de la casa: la cocina, el comedor, el salón y los dormitorios. El mobiliario juega un papel fundamental en el interiorismo. En este sentido, la cocina, con una isla de mármol y los taburetes Tonella en rojo diseñados por el estudio Note para Sancal, se integra en un espacio abierto que conecta con el comedor y el salón.
Por su parte, el comedor está presidido por la mesa Pion y la Silla 40, también de Sancal, en blanco. Por último, en el salón, un sofá de obra en tonos neutros y una estantería integrada en blanco refuerzan esa sensación de serenidad mediterránea y continuidad material.
Fotografía: Carla Step