Esta reforma en Barcelona maximiza la luz y convierte la cocina en el centro de todo
El estudio CO-A ha reformado este piso en Montjuic de 90 m², redistribuyendo los espacios con la cocina como eje central y el objetivo de ganar en luminosidad y amplitud.
Esencia mediterránea con vistas de impacto
Si conoces Barcelona, sabrás que Montjuic es una de las montañas que lo rodean, y que desde allí pueden contemplarse algunas de las vistas más espectaculares de la ciudad. Justamente en lo alto de Montjuic, con Barcelona a sus pies y la naturaleza al alcance de la mano, se encuentra este piso de los años 50 que ha renacido con un diseño funcional y atractivo.
La cocina: eje central de este piso en Montjuic
El proyecto del estudio CO-A gira en torno a un punto clave: la cocina. En origen, el espacio estaba compartimentado en torno a un vestíbulo central; área que ahora ocupa la cocina, abriéndose paso como el corazón de la vivienda que a su vez conecta visual y funcionalmente las estancias.
Para lograr espacios más amplios y llenos de luz, las dos habitaciones recayentes a la fachada principal se han fusionado en una única sala que combina salón y comedor, creando una gran zona social luminosa y acogedora.
El pavimento como elemento diferenciador de zonas
Este piso en Montjuic se divide en dos áreas claras: una central, donde se encuentran los baños y la cocina; y otra más privada, reservada para el salón-comedor y las habitaciones.
La separación se percibe a través de los materiales. El suelo hidráulico original se ha conservado en la zona de servicios, mientras que una cálida tarima de roble cubre las áreas más íntimas. El contraste aporta dinamismo y una calidez que invita a quedarse.
La luz baña todos los espacios
Una de las claves del proyecto fue maximizar la luz natural. Dado que ninguno de los elementos centrales de separación llegan al techo, la luz fluye y las estancias parecen más amplias y conectadas. Además, la decisión de dejar al descubierto la estructura original compuesta por bóvedas cerámicas de revoltón, supone un guiño a la arquitectura tradicional catalana.
La paleta de colores también juega un papel esencial: el rojo tierra, el verde de la vegetación y el marrón del barro y la madera se toman prestados del entorno natural de la montaña, generando un vínculo con el exterior.
Con este proyecto CO-A demuestra cómo el diseño puede reinventar un espacio sin desarraigarlo de su esencia, convirtiendo una vivienda de mediados de siglo en un hogar contemporáneo con carácter propio.
Fotografía: Pol Viladoms