La Ricarda: así es la joya arquitectónica adquirida por el Ministerio de Cultura
La Casa Gomis, conocida también como La Ricarda, es una de las obras más representativas de la arquitectura moderna catalana. Diseñada por el arquitecto Antonio Bonet Castellana y construida en El Prat de Llobregat entre 1957 y 1963, ha sido adquirida por el Ministerio de Cultura por 7,2M€ con el objetivo de preservarla y convertirla en un punto de encuentro cultural. En Diariodesign hacemos un repaso a su interesante arquitectura.
Una casa para disfrutar de la naturaleza
Para comprender la arquitectura de La Ricarda debemos conocer primero su contexto. En 1949 Ricard Gomis e Inés Bertrand, un matrimonio perteneciente a la burguesía catalana, encarga una casa familiar al arquitecto Antonio Bonet Castellana. Durante estos años, en plena posguerra civil española, la arquitectura experimentaba un auge impulsado por la necesidad de nuevas formas de habitar y de reflejar los avances en tecnología y materiales. Fruto de esta necesidad surge el rancionalismo, un estilo arquitectónico basado en la practicidad, las formas simples y la precisión constructiva que inspira a Bonet Castellana.
Otro elemento fundamental para comprender La Ricarda es su emplazamiento. La casa se erige en un solar de 135 hectáreas situado en El Prat de Llobregat, muy cerca de Barcelona, rodeado de un frondoso bosque de pinos. El arquitecto aprovechó este atributo natural para fusionar el diseño arquitectónico con el paisaje circundante. El resultado es una casa amplia, luminosa y aislada del bullicio de la ciudad en la que disfrutar de la naturaleza.
Diseño modular y bóvedas catalanas
Formalmente la casa -que cuenta con una superficie construida de 900m2- ocupa el solar de manera extensiva, mediante un sistema estructural que se basa en la repetición de un módulo. Éste contempla una trama de pilares metálicos, de sección muy reducida, formando un retícula de 9 x 9 metros. Sobre estos pilares descansa una cubierta abovedada de hormigón armado materializada con teja cerámica.
Esta estructura modular permite zonificar el extenso programa funcional que configura la arquitectura de La Ricarda. Cada espacio interior tiene asociado uno exterior, a modo de patio abierto o porche abovedado. De este modo, la casa cuenta con un gran cuerpo central del que parten varios ejes; los dormitorios y las áreas de servicio.
Interiorismo flexible
El interiorismo del proyecto fue diseñado a medida por el propio Bonet Castellana. El diseño innovador y visionario por parte del arquitecto lo encontramos en todas las estancias de la casa. Por ejemplo, los dormitorios se dividen mediante un panel corredero de corcho, aportando flexibilidad y reforzando el concepto orgánico del conjunto.
A su vez el mobiliario escogido cumple la norma interna de no llegar al techo. Ello se debe a la voluntad de hacer de la casa un espacio unitario y abierto, sin puertas ni límites visuales.
La importancia de preservar su esencia
Todos estos elementos hacen de La Ricarda, un elemento patrimonial a preservar. Consciente de ello, El Ministerio de Cultura ha adquirido la propiedad por un importe de 7.249.077,26 euros. Según el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, «este tesoro de la arquitectura racionalista del siglo XX formará parte, a partir de hoy, del patrimonio público con el objetivo de protegerlo, conservarlo y convertirlo en un gran centro cultural 100% abierto al público«.
Fotografía: Simón García