La arquitectura de este centro de acogida en Barcelona revaloriza los espacios asistenciales
En el barrio de Sarrià-Sant Gervasi de Barcelona, se alza un nuevo edificio que pone en valor los espacios asistenciales. Diseñado por Vivas Arquitectos, este centro de acogida para mujeres sin hogar combina funcionalidad, calidez y sostenibilidad para ofrecerles mucho más que un refugio temporal: un entorno que fomenta la dignidad, el bienestar y la integración social.
Un diseño pensado para las personas
Donde un antiguo centro de primera acogida marcó el camino, Vivas Arquitectos a proyectado este nuevo espacio que establece una continuidad histórica en el compromiso social del barrio. Con capacidad para acoger a cien mujeres en sus más de 3.000m2, el edificio pone en el centro del diseño la experiencia de sus habitantes desde una perspectiva profundamente humana. Cada rincón ha sido diseñado para dignificar, proteger y acompañar con propósito y sensibilidad.
Así, el edificio se presenta como un volumen de tres plantas de líneas sencillas. Esta aparente simplicidad esconde una riqueza de espacios intermedios: amplias terrazas, porches y galerías convierten la rotundidad de la volumetría en una estructura viva y flexible. De esta forma, estos espacios permiten que, tanto el edificio como sus habitantes, respiren y se abran al exterior.
Rodeado por un jardín perimetral, este centro de acogida ofrece privacidad y tranquilidad a sus usuarias, alejándolas del bullicio de la ciudad. Una separación física y visual que no aísla, sino está pensada para proteger y dar seguridad.
Calidez y sostenibilidad
La madera aparece como eje vertebrador del edificio. Su capacidad técnica para proporcionar aislamiento térmico y la sensación de calidez y confort que aporta a cualquier interior la convierten en el material ideal.
Además, su uso mediante sistemas industrializados ha permitido garantizar la sostenibilidad del proyecto, certificado con la distinción BREEAM Excelente. Ejemplo de ello son los toldos automáticos que regulan la incidencia solar y ofrecen aislamiento térmico. Estas soluciones promueven un entorno confortable y saludable para sus usuarias.
Así pues, la madera aporta esa atmósfera de hogar tan alejada de la imagen fría y estandarizada que suelen tener los espacios asistenciales. Una demostración de cómo la materialidad, la geometría y los sistemas industrializados abogan por una arquitectura de alta calidad.
Un programa funcional que responde a las necesidades humanas
La distribución de este centro de acogida diseñado por Vivas Arquitectos está planteada desde una perspectiva de acompañamiento social. Dos escaleras articulan las diferentes zonas del programa, actuando como espacios distribuidores que facilitan la movilidad y la interacción de las residentes.
La primera planta alberga los dormitorios, diseñados para preservar la intimidad. Además, también se encuentran las áreas destinadas al aprendizaje y la socialización como aulas, salas polivalentes y una cocina que invita al encuentro. En definitiva, zonas comunes que fomentan el desarrollo personal y profesional y que suponen un gran paso hacia la autonomía.
Por su parte, la planta superior completa el programa con dormitorios adicionales, en los que Vivas Arquitectura ha priorizado de igual forma el bienestar y la privacidad.
Todo ello, convierte este edificio en una auténtica palanca de cambio social que demuestra cómo la arquitectura puede ser mucho más que un mero contenedor funcional. Más allá de de ofrecer un techo, el centro de acogida proporciona un entorno donde las mujeres pueden reconstruir su vida con el acompañamiento y los recursos necesarios. Un espacio proyectado desde el profundo respeto por las necesidades individuales y colectivas.
Fotografía: José Hevia