Nos colamos en la casa-atelier del fotógrafo Juan Baraja.
Concebida para reactivar un espacio industrial en la trama urbana de la ciudad de Madrid, Eulalia forma parte de la serie 'Elements for Industrial Recovery'. Una iniciativa con la que el estudio de arquitectura BURR busca proteger el patrimonio industrial de la ciudad a través de fórmulas de uso y ocupación que permitan prolongar su vida y evitar su derribo.
Tesoros obsoletos
«Con el paso de los años, la actividad industrial en el centro de Madrid ha ido perdiendo peso hasta casi desaparecer», explican desde BURR. La normativa de protección ambiental y el aumento del valor del suelo han hecho que muchos de estos usos hayan emigrado a las periferias, provocando que las naves industriales urbanas se hayan quedando obsoletas. Espacios la mayoría de ellos situados en las plantas bajas de los edificios, muchas veces invadiendo patios de manzana con estructuras que la normativa urbanística vigente propone demoler.
Elements for Industrial Recovery
«Esta limitación impide implantar el uso residencial en aquellas construcciones que invadan los patios de manzana, obligando a la demolición de las naves industriales que los ocupaban», señalan los arquitectos, que con ‘Elements for industrial recovery’ tratan de dar con herramientas urbanísticas y arquitectónicas que permitan mantener estas estructuras.
Un almacén de objetos dispares
En este contexto se desarrolla Eulalia. Un antiguo almacén de objetos dispares ahora habitado por el fotógrafo Juan Baraja. Y es que si hasta la intervención el espacio había estado determinado más por su contenido que por su condición de contenedor, ahora ocurre igual. Con un gran escenario, el local dibuja un telón de fondo sobre el que se exponen objetos únicos. Desde fotografías de gran formato a herramientas de trabajo o mobiliario restaurado. Además de una cocina rescatada de un restaurante en quiebra, un banco de una iglesia abandonada y plantas de distinto tipo y tamaño.
«Eulalia juega con la idea romántica del atelier, en el que el contenido cobra relevancia por encima del contenedor, centrando la experiencia en las distintas relaciones que los objetos que componen el espacio generan entre sí», apuntan desde BURR.
La escalera y el portón
Fiel a la filosofía del proyecto, las intervenciones que no afectan directamente a la envolvente se tratan como objetos que se suman a esta colección. Estas son la escalera y el portón que conectan y aíslan un pequeño espacio de intimidad, diferenciándose del resto de la nave por su color, forma y materialidad.
Deslizándose entre la estructura y la escalera, el portón roza sin tocar los espacios que delimita. Estos quedan comunicados a través de una pequeña puerta de paso que recuerda a los típicos portones industriales.
Por su parte, la escalera metálica se complementa con una barandilla compuesta por dos tubos amarillos que destacan tanto desde dentro como desde fuera de la habitación.
Fondo neutro
El resto del espacio se trata como un fondo neutro que pone en valor el contenido, con grandes parches de yeso o mortero de cal saneando las zonas necesarias.
Fotografía: Maru Serrano y Luis Díaz Díaz