Una casa-estudio inspirada en Harry Potter.
La arquitecta Pía Mendaro sorprende con este espacio de trabajo y vivienda que se adapta a las necesidades que van surgiendo. Bautizada La nave del topo, esta casa-estudio "pasa de casi-nada a un todo".
La artista Clara Cebrián hizo un encargo a su amiga Pía Mendaro: necesitaba una casa-estudio. Y quería que se pareciera a la de Ron Weasley. El mejor amigo de Harry Potter vive en La Madriguera, una de las construcciones protagonistas de la saga del mago adolescente. Una indescriptible vivienda adaptada a las necesidades de la extensa familia de brujos.
Con esta premisa, arquitecta y artista se pusieron manos a la obra para transformar una nave cuadrada de 10 metros de lado en un hogar funcional y «poco diseñado».
Un lienzo en blanco
Mendaro inició el proyecto con tres requerimientos básicos: que el espacio se debía de entender como lo que era –un cuadrado-, que había que utilizar la cocina de la que ya disponía Clara, y que las bajantes estaban donde estaban y eran inamovibles. La nave cuenta además en su interior con dos cerchas sosteniendo el tejado a dos aguas. Mientras que su fachada dispone de dos ventanas y una puerta como entrada de luz natural.
La solución fue crear un burladero. Una pared abierta a ambos lados, que define los espacios útiles y oculta las partes más privadas. Una frontera entre lo público y lo privado, sin puertas a la vista y que oculta el baño y también el desorden de los armarios y las instalaciones necesarias.
Sobre él se ha colocado la cocina. Haciendo realidad la frase «todos quieren estar siempre en la cocina», todo el espacio forma parte de ella.
Y primando el casi nada para conseguir casi todo, faltaba por colocar el dormitorio de la propietaria de la vivienda. Mendaro propuso desde una habitación mueble hasta una cabaña, una caja con ventanas… Hasta que encontró la solución perfecta. Lo que ha acabado siendo el hito del proyecto: «decidimos despegarnos del suelo y aportar un horizonte a la nave, una conexión con el exterior necesaria para la salud mental».
Así se define una plataforma muy ligera, semi-colgante, que a su vez sostiene una pequeña elevación de la cubierta que permite salir a tomar el aire. Una originalísima suite con suelo de madera en la que colocar la cama y aprovechar las pequeñas estructuras auxiliares como mesita y mini-isla para descansar.
La plataforma, diseñada junto a Manuel Ocaña, acepta que suba un máximo de 5 personas. Se accede a ella mediante una escalera con ruedas también diseñada a medida, que se puede esconder tras el burladero. Si se quería un espacio diáfano, el éxito está asegurado.
Bajo el dormitorio se ha situado -temporalmente- la zona de estar. Cebrián buscaba en su nuevo hogar poder disponer de cada rincón a su antojo, así que a la hora de escoger los escasos muebles ha primado la movilidad. Por ello, aparte del sofá que marca el salón y con su forma acentúa la esquina, la artista se ha rodeado de textiles que aportan un aire ecléctico a su casa. Además de una estantería también con ruedas, «que se puede esconder tras el burladero si estorba». Flexibilidad al poder.
Fotografía: Manuel Ocaña