Google irrumpe en el mundo del diseño industrial.
No solo de presentar productos tecnológicos iba la cosa. Las imágenes, el diseño gráfico, el branding, incluso el lugar escogido, el montaje de la propia exposición y el evento que precedió a la inaguración de la misma respiraba un tono muy cool, muy millenial, muy cosy… ¿muy ‘Apple’? Algunas sospechas despertó todo entre el colectivo del diseño, los usuarios más fanáticos de la marca de la manzanita.
1998. La visión.
Hace dos décadas, la directora artística Lidewij Edelkoort escribió un manifiesto sobre cómo la tecnología evolucionaría y revolucionaría el concepto del home office. En su visionario artículo describía un mundo en el que Internet y el acceso a las nuevas tecnologías nos brindarían la oportunidad de mejorar nuestra vida laboral y personal trabajando desde casa. Más tiempo para nosotros, más presencia en el hogar y mayor conciliación familiar.
Según auguró Edelkoort, los nuevos dispositivos electrónicos cambiarían no sólo nuestra forma de trabajar, sino también nuestro comportamiento. Vaticinó una nueva idea del hogar como centro holístico donde se googlelearía con un bol de sopa en la mano. Un hogar que llegaría acompañado de nuevas necesidades tecnológicas, laborales y vitales. Un nuevo entorno donde hardware y entorno convivirían en calma mediante la fusión de materiales naturales.
2018. Milán.
Veinte años después, la creativa holandesa ha recuperado aquel manifiesto para contextualizar la colección de smart tools de Google en una instalación en la que tecnología y everyday life se fusionan. Su presentación en Milán es una clara declaración de intenciones: no hay mejor escenario para introducirse en la industria del diseño.
Y así es como Google aterriza en el mundo del diseño por la puerta grande: en Salone Mobile, de la mano de una trend forecaster legendaria como Lidewij Edelkoort, en la Gallería Rossana Orlandi y con la colaboración de la holandesa Kiki van Eijk. La exposición fue, sin duda, uno de los places to be seen del Fuorisalone de este año. Y el catálogo, un must have.
Divida en tres estancias, la exhibición mostraba cómo los productos digitales se integran en perfecto equilibrio en nuestras vidas analógicas. Headphones, laptops, home speakers, el Daydream View o el Pixel 2, lanzados al mercado entre 2016 y 2017, se presentaron envueltos en un entorno de estética cozy, suave, armónica. La tecnología convertida en algo suave, funcional, cómodo e integrada en un espacio doméstico cotidiano.
Una de las habitaciones contó con seis tapices de Kiki van Eijk. La textura de su obra reforzó esta “humanización de la tecnología” en un escenario donde “high-tech and slow craft come together”.
La puesta en escena finalizó con un panel de discusión al que asistieron la propia Kiki y otros tantos gurús venidos desde Silicon Valley para ilustrarnos sobré como será nuestra vida y nuestra tecnología dentro de unos años. Fue un auténtico placer observar cómo Google se está acercando a nosotros, los diseñadores, tratando de ser – o de parecer – más soft.