80 metros de pequeños detalles.
El proyecto favorece un entorno doméstico de relación al vincular, visual y programáticamente, vestíbulo y cocina. Convertida en un espacio de carácter social directamente relacionado con la entrada de la casa, la cocina extiende así su uso más allá del mero hecho de cocinar y comer.
Nada más entrar, un dormitorio orientado a 45 grados respecto al resto de estancias introduce una nueva dirección en el uso de la vivienda, articulando vestíbulo y cocina. El giro queda reflejado en su uso, la disposición de pavimentos y el tratamiento de los planos verticales.
El alicatado cerámico de la cocina se despliega hasta la zona de entrada, dando lugar a un espacio entre dos usos y dos materialidades, que permite que la luz natural llegue hasta la puerta de acceso a la vivienda.
El mismo alicatado se utiliza también en los baños, con variaciones en el color de sus juntas: gris en vestíbulo y cocina, y rojo y azul en baños.
Al fondo de la casa y abierta a la calle a través de generosos ventanales, el área más luminosa se ha reservado para el salón-comedor, un espacio de estilo ecléctico y lleno de color.
La luz natural del patio penetra hacia el pasillo a través de huecos longitudinales abiertos en la parte superior de los tabiques, donde los detalles de carpintería de contrachapado han sido trabajados con sumo cuidado. «Hemos querido dejar a la vista el montaje de los elementos que conforman la carpintería, definiendo así las transiciones entre materiales y planos a través de la graduación de sombras y espesores» explican Paul y Ophélie.