Tito Buxeres: el mundo secreto de las velas.
Tito, tú empezaste en el mundo del café que era el de tu familia, ¿cuándo y cómo empezó tu pasión por las velas?
Mi pasión viene de lejos. Compraba las velas en Floris, una antigua perfumería que se encuentra aún hoy en Jermyn Street en Londres y que fue fundada en 1730 por un menorquín. En aquellos años era muy difícil conseguir velas perfumadas de calidad en España.
Y la primera vela que hiciste, ¿cómo fue ese comienzo?
Un día mi mujer me regaló un libro en el que se explicaba cómo hacer velas perfumadas. Pero hasta que no nos trasladamos a esta casa hace 20 años, permaneció sin abrirse en la librería. La primera vela la hice en la cocina de esta casa manchándolo y rompiéndolo todo. No conseguía que las velas quemasen bien. Iba por las cererías de Barcelona pidiendo consejo, pero hay mucho secretismo y no encontré a nadie que me diera alguna información. Cuando vi que aquí no iba a resolver nada, busqué en internet y encontré un taller en Gales en donde durante un día te enseñaban todo el proceso de cómo hacer velas. Sin pensarlo ni un segundo saqué un billete y allí me planté. Era un taller diminuto, y allí hice mis primeras velas que todavía conservo.
¿Y descubriste cuál es el secreto de hacer una buena vela?
Enseguida descubrí que hacer velas es un tema de tesón; equivocarte una y otra vez y, sin perder el entusiasmo, repetir, repetir y repetir. También descubrí que para hacer una buena vela, el secreto está en seleccionar las mejores materias primas y mezclarlas en las proporciones adecuadas. Eso significa que para obtener una gran calidad tienes que comprar las esencias, ceras y mechas sin reparar en el precio. La cera viene de Hamburgo en Alemania, las mechas de Estados Unidos, y las fragancias de Grasse en Francia, cuna del perfume. Conseguir que una vela queme bien requiere una gran cantidad de pruebas, ya que cada tamaño de envase y cada esencia tiene un comportamiento distinto en el quemado.
¿Qué es lo más importante al quemar una vela?
Lo principal es encenderlas como mínimo un par de horas, ¡hay que mimarlas un poco! Por ejemplo, hay que cortar la mecha cada vez que vayas a encenderla y, también es importante seguir las instrucciones de seguridad que figuran en la etiqueta.
Me han dicho que lo de las velas perfumadas lo llevas en los genes.
Pues parece que sí, pero aunque no te lo creas yo no lo sabía. Cuando empecé a hacer velas, una de mis primas llegó un día a una comida familiar con unas fotos. En ellas salían mi abuelo y mis tíos maternos haciendo velas. Yo sabía que habían tenido una fabrica de grasas pero no sabía que habían fabricado velas, me enteré después. Eso fue durante la guerra en Mallorca, me imagino que para sacarse un sobresueldo se pusieron a fabricarlas. Por parte paterna, mi abuelo fue uno de los fundadores de una conocida fábrica de perfumes. Parece que en mí se combinaron el mundo de las velas y el de las fragancias.
¿Cómo eliges las fragancias?
Trabajamos con varios perfumistas en Grasse y en Suiza. Ellos nos envían sus propuestas y nosotros les pedimos que desarrollen nuestras ideas. Otras veces los clientes nos solicitan una esencia especial personalizada. En todos los casos la incorporación de una nueva esencia es un proceso largo y laborioso. Hoy tenemos una selección de unas cuarenta que vamos actualizando continuamente.
¿Qué es lo que más te gusta de este mundo?
Me apasiona todo, el diseño, la investigación, la producción, la búsqueda de esencias… En mi taller siempre me acompaña la música de Leonard Cohen que, además, me sirve como fuente de inspiración. La vela tiene un punto hipnótico y mágico. Me gusta mirar cómo está quemando y descubrir todos los matices de su fragancia.
Queremos agradecer a Tito Buxeres de VPA, Velas Perfumadas Artesanas el tiempo que nos ha dedicado para poder realizar esta entrevista.
Entrevista y textos Slowkind
Fotografías Naty Creci
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