Visitamos una vivienda del Bosco Verticale: ‘el rascacielos más bonito del mundo’.
Bosco Verticale está considerado como el rascacielos más bonito e innovador del mundo. Así nos lo explica Claudia Schiera, colaboradora de Houzz que hoy nos lleva de visita a una de las viviendas de este increíble edificio milanés. Esta es otra de nuestras colaboraciones con la plataforma de decoración del hogar mayor del mundo, que nos ofrece hoy una posibilidad única. No te pierdas este artículo y sigue leyendo.
Bosco Verticale: Una fusión de naturaleza y arquitectura en Milán
Milán crece a un ritmo vertiginoso y su paisaje urbano está cambiando de forma radical. Bosco Verticale (Bosque Vertical), un innovador proyecto residencial, diseñado por Stefano Boeri Architetti, que culminó en 2014 y que cuenta con la certificación LEED® Oro, ofrece una interesante perspectiva de una futura metrópoli. Las dos torres que conforman Bosco Verticale son muestra de que la naturaleza y la arquitectura pueden convivir en perfecta armonía. De hecho, la vegetación de este edificio es una parte integral de su estructura, y no un mero elemento decorativo.
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“La idea surgió de mi pasión por el mundo de los árboles”, explica el arquitecto Stefano Boeri. “Hace algunos años trabajé en Dubai, una ciudad en la que se levantaban decenas y decenas de rascacielos de vidrio. Fue entonces cuando empecé a plantearme la posibilidad de trabajar con otro material que no implicara un gasto de energía tan elevado. Así nació la idea de diseñar una fachada viva, un edificio que ‘respirara’…, donde, por supuesto, los árboles serían los protagonistas. Poco a poco, esta idea se fue convirtiendo en el proyecto Bosco Verticale”, dice.
En 2015, el Consejo de Edificios Altos y Hábitat Urbano (o CTBUH por sus siglas en inglés), una organización internacional sin ánimo de lucro financiada por el Instituto de Tecnología de Chicago, EE. UU., catalogó el Bosco Verticale como el rascacielos más bello e innovador del mundo. “En este edificio existe una relación entre la arquitectura y la naturaleza muy distinta a la tradicional. Bosco Verticale es un rascacielos para árboles que acoge también seres humanos. Desde el principio se concibió como un espacio construido en torno a la presencia de árboles. Esto hizo de su arquitectura algo innovador y de su diseño, un experimento para nosotros”.
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Las más de 17.000 plantaciones del edificio incluyen 780 árboles de 60 especies distintas. Todos son visibles desde cualquier lado de las torres para crear un efecto visual que recuerda a un jardín suspendido. Entre la vegetación se pueden encontrar encinas, manzanos, hayas, así como una amplia variedad de arbustos más pequeños, como la lavanda, la azalea y la camelia, ubicados entre los árboles de copa alta.
Este manto de vegetación proporciona sombra en verano y ayuda a depurar el aire. Colocados en terreno llano, los árboles de cada edificio ocuparían unos 7.000 metros cuadrados de bosque. En términos de densificación urbana, esta cantidad de árboles cubriría un área de viviendas unifamiliares de cerca de 75.000 metros cuadrados. La vegetación se riega mediante un sistema de filtración de aguas grises.
El proyecto ya se está reproduciendo en ciudades como Lausana, Suiza, con la Torre dei Cedri (Torre de los Cedros). “Esto es lo mejor de mi profesión: tener la oportunidad de innovar, de crear algo que antes no existía”, comenta Stefano. “Este proyecto me llena de orgullo, pues se trata de un tipo de arquitectura sin precedentes que nos permite creer en un futuro más sostenible, más verde —y no solo gracias a los parques, sino ahora también mediante el uso de la vegetación como elemento fundamental de una estructura arquitectónica”.
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Quién vive aquí: Simona Pizzi, su marido, un empresario del sector sanitario; y el menor de sus tres hijos.
Ubicación: Milán, en la nueva zona de Porta Nuova, junto al barrio histórico de Isola.
Superficie: 217 metros cuadrados de espacio interior + 87 metros cuadrados de dos terrazas.
Año de construcción: 2014 (la familia vive en el piso desde septiembre de 2014).
Dato de interés: El apartamento constituye un telón de fondo para la gran pasión de la familia: el arte contemporáneo. Simona Pizzi es propietaria de un soleado apartamento en la planta 14 de la torre más alta del Bosco Verticale. Nos abre las puertas de su hogar y nos explica qué se siente al vivir en un hermoso “edificio vivo” con sensacionales vistas.
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El piso de Simona es un espacio ligero, neutro y tranquilo. El mobiliario es minimalista, y en la paleta de colores predominan los tonos beige en las zonas de estar y los tonos grises en los dormitorios. “Coima Image se encargó de supervisar el diseño de interiores”, explica Simona. “Hemos trabajado con ellos en la selección de muebles. Queríamos vivir en un hogar donde el arte contemporáneo tuviera su función. No buscábamos crear una sala de exposición de muebles. De hecho, el mobiliario que escogimos es muy minimalista y se limita a lo esencial”.
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Una obra del conocido escultor y artista inglés Richard Long preside el salón. Esta pieza, realizada a mano y en una sola tarde para esta vivienda, hace uso del color y los materiales para proyectar una de las formas preferidas del artista: el círculo. Este salón cuenta con unas elegantes piezas de mobiliario tapizadas de Poltrona Frau. Para el centro de esta estancia, Simona eligió un clásico: la mesa con ruedas de FontanaArte, diseñada por Gae Aulenti en 1980.
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Junto al ventanal de estilo contemporáneo observamos una obra escultórica de la mano de otro renombrado artista inglés, Tony Cragg, titulada Social Situation. “No quería ocupar una zona tan importante de la vivienda con un simple sofá y una mesa. Quise darle al espacio el valor que merecía”, explica Simona. “Elegí una obra de arte que transmitía una agradable energía y hacía uso de una amplia variedad de materiales”.
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Los muebles del salón y el comedor guardan un perfecto equilibrio entre el estilo moderno de mediados de siglo y el contemporáneo. Los materiales se eligieron cuidadosamente para proporcionar un entorno neutro a las obras de arte, por lo que predominan las distintas tonalidades de blancos, el marrón y el negro. La mesa de comedor, una pieza vintage de gran tamaño diseñada por Mario Bellini, cuenta con patas de metal y una parte superior de vidrio, otorgándole una ligereza que contrasta con la pesadez de la estructura de metal. La complementan a la perfección seis sillas LC7 de cuero marrón de Cassina. Su diseño es obra de Charlotte Perriand y se remonta al año 1927.
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“Quería que la cocina jugara un papel esencial en el salón”, explica Simona. “El resto de pisos cuentan con una pared que divide estos espacios, pero yo prefería una solución que creara una mayor continuidad entre ambas estancias, por lo tanto, instalamos puertas correderas con cristal opaco”. El diseño de las puertas es de Molteni&C. La cocina, con armarios lacados en color blanco roto de Dada, es amplia (dispone de un lavadero independiente) y extremadamente funcional. Se compone de una isla y una pared de armarios altos y bajos.
En las habitaciones, las ventanas están equipadas con cortinas y persianas eléctricas. Las ventanas de la vivienda ofrecen unas bonitas vistas de la ciudad que, no solo van cambiando con las estaciones, sino también a lo largo del día. El piso está equipado con un sistema domótico.
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Detrás de la cama del dormitorio principal, al otro lado de la pared, encontramos un vestidor. Las paredes de la habitación están empapeladas en un tono gris con un sutil brillo metálico. Esto permite destacar ligeramente el espacio funcional a la vez que se mantiene la armonía cromática del medio ambiente gracias a los tonos grisáceos.
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La habitación del más pequeño de la casa es más colorida que el resto de la vivienda, con algunos toques de rojo. Asimismo, su decoración presenta interesantes piezas de diseño, como este enorme tótem en forma de cactus: el Nerocactus de Gufram.
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El estudio cuenta con vistas al barrio histórico de Isola. Es una zona de la ciudad densamente poblada y en la que predominan las fachadas amarillas tan características de los barrios que rodean el centro de Milán. La pareja eligió esta zona de la ciudad para estar cerca de una estación de tren. “Viajo mucho y no quería moverme en coche”, comenta Simona. “Nuestras oficinas se encuentran en Turín y yo quería que mi trayecto diario fuera más corto y tranquilo. Ahora cojo el tren justo debajo del edificio, en Porta Garibaldi, y en tres cuartos de hora estoy en la estación de Porta Susa, en Turín. Me cambia la vida por completo”. El conjunto de tres imágenes que observamos sobre el sofá del estudio son obras del artista piamontés Paolo Mussat Sartor.
“Cuando nos instalamos aquí en septiembre de 2014, las plantas eran mucho más pequeñas”, recuerda Simona. “Han crecido muchísimo en cuestión de un año, y cuando florecen en primavera están preciosas. Además, nosotros nos limitamos a admirar y disfrutar de la vegetación, ya que el edificio se encarga de su cuidado y mantenimiento, incluidas las tareas mensuales en el interior de cada vivienda y la contratación y organización de los jardineros ‘voladores’, que van descendiendo desde la parte superior del edificio para podar y arreglar las plantas de mayor volumen. Las especies varían de una planta a otra y su distribución está estrictamente regulada en base a la altura y la exposición climatológica”.