Anagrama diseña una bóveda para leer entre estanterías.
El multidisciplinar estudio mejicano se planteó crear un espacio que complementase a la biblioteca y la librería, dando valor a la experiencia de la lectura.
Las estanterías desempeñan una función muy básica, ya que más que para almacenar libros, han sido realmente diseñadas para simular una cúpula que juega con la perspectiva visual.
La bancada destinada a lectura y las superficies detrás de la estructura se han pintado de un color azul turquesa claro elegido para contrastar con la madera. Para aumentar la sensación de profundidad, la plataforma escalonada se han pintado creando un sutil efecto de degradado que aumenta aún más dicha sensación.
Los escalones situados en el centro de la bancada marcan un eje de simetría, mientras que a los lados se han dispuesto cojines de color gris para poder disfrutar de la lectura más cómodamente.
El medio círculo iluminado que se encuentra en la pared del fondo simula el punto de fuga de la estructura, creando un perfecto equilibrio entre el color y la perspectiva.
En la estancia contigua, que desempeña las funciones de librería, se ha mantenido el color turquesa en una de sus paredes, mientras que el resto se han pintado de blanco.
Se han dispuesto unas estanterías y una isla central sobre el pavimento de hormigón pulido para almacenar los libros. Las grandes ventanas originales enmarcadas en madera oscura, permiten que la luz penetre en este espacio, mientras que la sala de lectura está iluminada artificialmente.
De esta manera, los autores del proyecto han tratado con esta estancia de diseño minimalista, de establecer una transición entre la arquitectura tradicional del edificio y el universo surrealista de la biblioteca, dejando entrever con la pared azul turquesa sólo una pequeña muestra de lo que hay detrás, un espacio completamente diferente, sin comunicación con el exterior, en el que se crea una increíble experiencia de lectura.