El Equipo Creativo nos transporta al fondo de los océanos.
La pesca del atún rojo ha sido la ocupación de la familia Balfegó durante 5 generaciones. La marca, una de las más importantes del mundo, es muy conocida por los chefs y profesionales de la restauración, pero apenas por el gran público.
Dar a conocer la enseña a todos los niveles y promocionar las excelencias del atún rojo es el objetivo de Tunateca Balfegó. Un diseño que se debe al estudio barcelonés Equipo Creativo.
El nuevo establecimiento, de 300 m2, está situado en la céntrica Avenida Diagonal de Barcelona. Además de brindar la posibilidad de degustar el atún rojo de infinitas maneras, se pretende instruir a sus clientes sobre este pescado. Así como concienciar sobre su consumo responsable.
De esta manera, el propio diseño del espacio se convierte en el vehículo perfecto para conseguir este objetivo. Para ello, se ha dedicado cada una de sus áreas a un aspecto diferente de este producto y su pesca.
La sala azul
La sala azul es el espacio principal. En ella, sus creadores han pretendido sumergirnos en el fondo del mar. Los límites arquitectónicos se difuminan mediante una gran cortina azul traslúcida de 5 metros de altura que evoca el movimiento del agua.
En su interior, tres grandes barras articulan el espacio del restaurante. Sus bases ovaladas de acero y sus sobres pétreos nos recuerdan a tres grandes atunes nadando. Esta sensación submarina se refuerza con los bancos de peces que se arremolinan sobre nuestras cabezas y parecen cobrar vida gracias a la sutil iluminación con cambios de movimiento e intensidad.
Este gran pescado inspira también elementos como las mesas y los asientos. Los sobres de madera de las mesas (de diferentes alturas) recuerdan los cortes del atún. Mientras que el interior rojo de las sillas, a su carne.
Por otro lado, el pavimento de piezas cerámicas trapezoidades, realizadas a medida para este proyecto, hacen referencia a la piel de escamas brillantes de tonos azulados y plateados de este animal.
La sala de ronqueo
En un local tematizado en torno al atún no podía faltar un espacio dedicado a su tradicional despiece manual, el ronqueo, que toma su nombre del sonido que produce el cuchillo al rozar el espinazo.
La marca lleva años celebrando periódicamente este tipo de eventos públicos. Por ello, había que destinar un espacio específico para este fin en la Tunoteca Balfegó.
Las mismas baldosas trapezoidales que se utilizaron como pavimento en la Sala Azul se usan aquí para recubrir paredes y suelo. Ofrecen así una gran superficie de trabajo y garantizan la higiene.
Al igual que en la sala precedente, esta envolvente atmósfera de tonos azulados se quiebra con las pinceladas de rojo intenso de los asientos y las cajas que conectan el espacio con la cocina, etc.
Por otro lado, las tonalidades rojizas de la madera del falso techo añaden también calidez al ambiente.
El diseño flexible del mobiliario permite utilizar la sala también como comedor adicional, para cursos, conferencias, eventos…
Los reservados del altillo
En el segundo piso se ubican dos reservados intercomunicados. Se pueden utilizar como comedores, salas de reuniones, etc.
Frente a la frialdad inspirada en las profundidades marinas de la planta inferior, la superior destaca por su carácter cálido y confortable.
Madera de veta muy marcada y tonalidades rojas recrea la imagen de la carne del atún. Sus perforaciones convierten a este material en un perfecto aislante acústico.
Unos paneles metálicos correderos dorados se utilizan para independizar o conectar los diferentes ambientes.
Fotografías: © Adrià Goula