Si, nosotros también usamos cookies. Esas cosas con nombre de "galletita" que ayudan a que tu navegación sea más personalizada. Cierra este mensaje y nos darás tu permiso para seguir utilizándolas. Y seguirás disfrutando de diarioDESIGN como siempre.

Feliz viaje por nuestra web Cerrar

Fotografiada la cara más teatral de la bóveda catalana.

El fotógrafo de arquitectura Simón García nos acerca, a través de uno de sus últimos reportajes, al impresionante Teatro La Massa de Vilassar de Dalt, construido en 1881 por el arquitecto valenciano Rafael Gustavino en el interior de un antiguo patio, y rehabilitado en 2002 por los arquitectos Ignasi de Solà-Morales, Lluís Dilmé y Xavier Fabré. La cúpula que cubre el espacio –y que supuso la utilización por primera vez a gran escala de la técnica tradicional de la bóveda catalana (volta catalana)– mantiene a día de hoy su impresionante estética. 
Dilmé-Fabré, Ignasi de Sola Morales

Construida a partir de una bóveda tabicada de 17 metros de diámetro por 3,5 metros de flecha, y con un óculo de 4 metros de diámetro, fue el punto de partida de las más de dos mil cúpulas que Gustavino y su equipo construyeron por todo el mundo. Un arquitecto que, con múltiples edificios en Estados Unidos, fue bautizado a su muerte por The New York Times como ‘el arquitecto de Nueva York’, donde construyó obras míticas como el Carnegie Hall, el metro de City Hall, la Grand Central Station, la catedral de Saint John the Divine o el Puente de Queensborough.

Dilmé-Fabré, Ignasi de Sola Morales

De planta circular, con columnas de hierro y dos pisos de palcos, el teatro estuvo cerrado desde la década de 1970 hasta su nueva abertura en 2002. “Se trataba de recuperar un eslabón perdido de la arquitectura modernista, la última obra construida por el genial arquitecto antes de partir hacia EEUU” cuentan los responsables de la rehabilitación, quienes señalan el cupulino de cuatro metros de diámetro como el elemento que aporta singularidad y presencia a la cúpula. “Muy ligera y realizada con tan sólo dos capas de ladrillo –lo cual le permitió su gran diámetro– ésta permaneció cubierta durante años por diversos cielos rasos, hasta durante la rehabilitación se descubrió el ladrillo original”, añaden.

Dilmé-Fabré, Ignasi de Sola Morales

Construido en tan sólo tres meses, el teatro necesitó cuatro años para su rehabilitación y ampliación en 200 metros cuadrados, en una intervención que no sólo se limitó a la recuperación del edificio y su sala teatral, tal y como Gustavino la concibió, sino que también dotó de presencia urbana al teatro. Oculto entre edificios, sin una puerta exterior a la calle y con acceso a través de otro edificio, el teatro cuenta ahora con una fachada abierta a una plaza, que permite la entrada de luz al nuevo vestíbulo y la nueva sala de descanso del segundo piso.

Dilmé-Fabré, Ignasi de Sola Morales

“A pesar de lo impresionante de la cúpula, ésta tenía graves carencias a nivel acústico” afirman los arquitectos, que contaron con la colaboración del ingeniero acústico Higini Arau, quien solucionó el problema instalando bajo el cupulino una gran lámpara que aúna las funciones de iluminación y las de corrector acústico.

Dilmé-Fabré, Ignasi de Sola Morales

 

Fotografía: Simon Garcia | arqfoto

Teatre La Massa

Plaça del Teatre 3, 08339 Vilassar de Dalt, Barcelona

www.teatrelamassa.cat

Artículos relacionados

Mujeres transformando la ciudad: las alcaldesas detrás de las reformas urbanas de Europa

Róterdam: el lienzo en blanco para la arquitectura experimental

rehab-design-castillo-diariodesign-portada

Rehab Design transforma un castillo del siglo XVI en una residencia familiar

Fernanda-Canales-Arquitecta

Fernanda Canales: repensar la arquitectura desde una visión social y colectiva