Tarruella Interioristas firma Cuines en México DF. Naturaleza, aires de mercado y mix de culturas.

El proyecto de interiorismo del nuevo Cuines propone comer entre barras y cocinas en una oferta que es un cruce de culturas, ya que ofrece platos de mercado mexicanos, mediterráneos, asiáticos y vegetarianos. Y precisamente para destacar la importancia de las cocinas éstas se disponen separadas y abiertas, interactuando con el resto del local.

El espacio principal, de planta rectangular y de gran altura, está abierto por dos laterales al exterior y alberga un altillo al final. Una de estas aberturas conecta con una plaza interior donde también se distribuye gran parte del comedor. Debido a esta conexión, la estantería a doble altura de almacenaje se ubica en la pared opuesta y las cocinas y barras exentas quedan en medio del espacio, articulando la conexión entre comedor interior y comedor exterior.

El equipo de Sandra Tarruella ha demostrado una clara voluntad de desdibujar los límites entre ambos comedores y, por este motivo, ha usado el mismo pavimento de piedra volcánica en ambos espacios . La permeabilidad entre ellos se ha potenciado con el uso de grandes puertas pivotantes de madera de roble que, una vez abiertas, sirven de paravientos para dar cierta privacidad a las mesas exteriores.

La vegetación es otro elemento presente en ambos espacios: evoca los productos de cultivo, de la huerta… reforzando la idea del producto fresco, natural. De ser un espacio vivo. Y además, ayuda a organizar el espacio central del comedor.

Al final del restaurante encontramos un pequeño patio exterior que acompaña la escalera del altillo. En este patio la estantería a doble altura pasa hacia el exterior y alberga decenas de macetas distintas con distinta vegetación, creando un muro vegetal. Una vez más, se apuesta por unificar espacios distintos y potenciar el verde.

Las barras y cocinas de entremedio de los dos comedores están construidas a partir de materiales como el roble natural, el mármol blanco o la piedra volcánica. Encima de ellas, unos grandes coperos de hierro a doble altura cuelgan del techo a modo de contenedores de cajas de roble, de chapa de hierro deploye y de pergamino. Estas grandes estructuras resaltan la verticalidad del espacio a la vez que ayudan a desordenar las visuales para reforzar la idea de mezcla, de variedad y de riqueza de varias culturas.

El forjado preexistente, de casetones de hormigón, se presenta desnudo de ornamento. Ahora, una instalación lumínica aleatoria dentro de estos casetones ayuda a transformar todo este gran paramento en una lámpara que potencia su belleza e ilumina el conjunto. El mobiliario que discurre entre las barras, la estantería y los maceteros es una mezcla de mobiliario de madera de roble muy funcional, de la firma Ethnicraft, piezas de exterior de Fermob y grandes mesas recuperadas para este restaurante.

También en el exterior encontramos esta misma mezcla junto con bancos de jardín de madera pintada y mezcla de cojines de colores vivos. Finalmente en el altillo se ha dispuesto un reservado y los aseos. En ambos espacios, al igual que en la escalera de acceso, se ha jugado con el uso de madera recuperada tanto para compartimentar como para revestir algunos tabiques y aportar cierta calidez.