El estudio del pintor Arranz-Bravo, un espacio abstracto al servicio del artista, diseño de Garcés-De Seta-Bonet.
Ubicado al lado de la vivienda del pintor, en Vallvidrera, en plena montaña del Tibidabo (Barcelona), la sencillez de la construcción comulga con el objetivo de la estructura: allí sólo se crea. Es por ello que el diseño corresponde a un volumen compacto, de interior abstracto y prácticamente sin vistas en algunas de sus partes.
Las características del solar, sobre un terreno en pendiente, son de los pocos elementos que impacta en el diseño. En este caso, el desnivel ha permitido que el edificio cuente con dos alturas, ambas con acceso al exterior. En la planta superior, de 12 x 13.5m, está el estudio de pintura propiamente dicho. La planta inferior, más pequeña y también con menos altura, se ha destinado a taller de escultura y almacén. Una escalera lateral conecta las dos plantas en el interior.
El exterior se presenta como un volumen geométrico de forma irregular y con una cubierta de cuatro planos. Es un monolito uniforme. Un único color y una continuidad sólo interrumpidos por las puertas de acceso y la fachada de la planta inferior, completamente acristalada.
El interior es, simplemente, una cavidad de hormigón. Los espacios están vacíos. Las paredes, desnudas.
En el estudio de pintura sólo hay un punto de entrada de luz natural, a excepción de la puerta. Lo hace a través del lucernario del techo, situado en el punto donde convergen los planos de la cubierta. Aquí, por tanto, no hay vistas al exterior. En la planta inferior, en cambio, la iluminación y las vistas son generosas gracias a la gran apertura frontal.
Fotografías: Adrià Goula y Garcés-De Seta-Bonet Arquitectes.