Fran Silvestre Arquitectos diseña Vegamar Selección.

El proyecto busca servir de soporte para trasmitir la calidad de los productos que se muestran, así como maximizar la sensación de amplitud del local.

Para conseguir este fin, los autores del proyecto han elegido un panelado oscuro con alto brillo para los paramentos verticales.

Un material que por su tonalidad y reflejos difumina los límites del local haciéndolo parecer de mayor dimensión y que hace referencia al color de los vinos que se muestran. Los paramentos verticales albergan el espacio de almacenamiento y permiten regularizar la geometría del local.

El fondo de la vinoteca se resuelve mediante un mobiliario retroiluminado, que junto al espejo superior producen la sensación de tener un espacio con mayor profundidad.

La exposición de los productos se ha dispuesto en la estrecha y alargada zona de acceso. Dos rasgaduras horizontales presentan la línea de vinos de la bodega. Estos elementos, reforzados con la iluminación indirecta del techo, dirigen hacia el interior del local.

Al final del recorrido, en un área con el doble de ancho, se dispone el espacio en el que se realizan las catas.

El diseño de la identidad corporativa y las etiquetas de las botellas de debe a Lavernia & Cienfuegos Design y se ha inspirado en el lema ‘el vino es vid y tiempo’. Se han querido reflejar dos aspectos, por un lado, el de las uvas que crecen y maduran poco a poco, y por otro, el de los meses de elaboración del vino mediante un proceso delicado, artesanal, un tanto imprevisible. Combinar una hoja de vid y el paso del tiempo ha sido la idea base para la imagen de Vegamar Selección. Estas hojas han sido arrancadas y fotografiadas cuando empezaban a secarse y retorcerse sobre sí mismas, cada una a su manera. Es un proceso de envejecimiento similar al del vino y en cuyo resultado también hay un decisivo componente aleatorio, una belleza imprevisible.

Un proyecto que, en definitiva, quiere acercar a la ciudad el trabajo realizado por las bodegas.