Si, nosotros también usamos cookies. Esas cosas con nombre de "galletita" que ayudan a que tu navegación sea más personalizada. Cierra este mensaje y nos darás tu permiso para seguir utilizándolas. Y seguirás disfrutando de diarioDESIGN como siempre.

Feliz viaje por nuestra web Cerrar

Cantina Patrón Lunares en Palma de Mallorca, un poético homenaje al barrio de pescadores de Santa Catalina.

La centenaria sociedad de socorro mutuo Montepío del Arrabal, en Palma de Mallorca, se ha transformado en una cantina que recupera el espíritu del barrio de pescadores de Santa Catalina y el de uno de sus vecinos más ilustres: el patrón Lunares. Como parte de una filosofía que apuesta por la conservación de los viejos valores, su nieto Javier Bonet le ha dado una nueva vida al edificio para evitar que cayera en el olvido. Un sitio donde comer pero también un museo local donde los objetos nuevos y antiguos se mezclan de forma poética.

Parte de la magia de la Cantina Patrón Lunares la aporta el propio local, un gran espacio con las características propias de un edificio industrial de finales del siglo XIX: pilares de forja, suelo ajedrezado de baldosas hidráulicas, grandes aberturas a la calle, y techos de forjados de madera.

Con la suerte, además, de albergar algunos tesoros como la puerta original de madera, la cual se ha sido pintada de rojo como antiguamente se hacía con los barcos y los utensilios de pesca; la preciosa barra de baldosas esmaltadas verdes, que ahora sirve de barra fría de pescados y mariscos en un guiño a las típicas lonjas; y una sillería de marés (una piedra arenisca local) que, oculta durante muchos años bajo las sucesivas capas de pintura, ahora ha salido a la luz.

A partir de ahí, tanto Bonet (gastrónomo dedicado a la creación de concepto global bajo el nombre de Mr Bonet) como uno de sus socios (Oliver Torrents) y el diseñador gráfico Joan Chito, han realizado un ejercicio de reinterpretación del espacio que pasa por plasmar el ambiente del propio edificio, el barrio y el mundo de la pesca en general.

La clave pasa por una mezcla desordenada de objetos. Objetos procedentes del local, por ejemplo, el piano: objetos pertenecientes a los familiares del negocio como los barcos de vela del patrón Lunares o su querido libro de coordenadas; y objetos que amigos, vecinos y marineros ya retirados han querido donar: una bola del mundo, herramientas de pesca y artesanía tradicional mallorquina como la tela de llengos que recubre el banco y las piezas de una antigua vajilla hecha a mano en la ollería de Pòrtol.

A destacar un documento histórico que se ha querido compartir por primera vez: la zona de reservado (antiguo despacho del director del Montepío) expone una colección privada de fotografías de Don Juan de Borbón y de un entonces joven príncipe Juan Carlos durante sus jornadas en el mar.

Por otra parte, se han llevado actuaciones arquitectónicas para dar mayor diversidad al local. En concreto la creación de un altillo en el fondo. Con ello se consiguen tres resultados: se esconden los accesos al baño, se forma un espacio recogido debajo del mismo, y se destina la parte de arriba a recrear el diván de un pescador.

Esto, más una selección diferenciada en el mobiliario, genera varios ambientes: En la zona junto a las ventanas, la vida de barrio y las tertulias de antaño gracias a los sofás Chester y las butacas. En la zona central del comedor, el mundo marino gracias a guiños como las patas de las mesas, que recuerdan a las quillas de los barcos. Y luego los ya mencionados: una lonja de pescado, un desván y el salón privado.

La fórmula también incluye la incorporación de elementos nuevos. A destacar los cuadros de Chito que presiden el local. Se trata de los retratos de los socios y sus respectivos abuelos (por supuesto el patrón Lunares) siguiendo la personalidad de cada uno y como símbolo del paso generacional.

También se ha añadido una barra de bar inspirada en un dique marinero. En ella se sirven las bebidas.

Pinceladas de rojo, azul y blanco marineros visten toda la estancia. La madera, tanto en el mobiliario como en las paredes, es la protagonista de todo el local.

Por último, se ha abierto una ventana corredera de vidrio en la fachada, para acercar el local a la calle y maximizar la visibilidad del mismo.

Fotografías, cortesía de la Cantina Patrón Lunares
Cantina Patrón Lunares:
Calle de la Fábrica, 30
Barrio de Santa Catalina
Palma de Mallorca
Reservas: 971 577 154
 
 

Artículos relacionados

bicicleta plegable mini diariodesign

El diseño sostenible, en la cesta de la compra de las nuevas generaciones

Microcemento en vivienda

Por qué el microcemento está de moda y las razones por las que no puede faltar en tu casa.

Grand Comfort o cómo la primera colección de muebles diseñados por Le Corbusier se convirtió en un clásico

par-21-valencia-dg-diariodesign-portada

Casa Par 21 y el juego de alturas