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Arantza Álvarez
27 agosto 2012

Bak Arquitectos proyectan Casa BA, una vivienda flexible en el área metropolitana bonaerense.

Esta vivienda se ubica en un terreno dentro de un pequeño condominio de 16 hectáreas ubicado en una zona metropolitana bonaerense. Ubicado frente a los terrenos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) esta localización tiene garantizado a largo plazo seguir manteniendo una situación de privilegio respecto a su calidad de vida y su valor paisajístico.

Los autores del proyecto, Bak Arquitectos, recibieron el encargo de una casa para ser usada como vivienda permanentemente, que traía como condicionante fundamental, resolver las cuestiones relacionadas con la seguridad de la misma en ese lugar apartado y con pocos habitantes permanentes. La cuestión de la seguridad tenía que ser resuelta sin que se resintiera la integración interior – exterior, un tema irrenunciable en todas las obras de este estudio de arquitectura. La otra cuestión a considerar era la flexibilidad de uso, ya que si bien sólo la iba a habitar el matrimonio, tenía que estar preparada para recibir muchos visitantes, y alojar ocasionalmente a sus hijos. Por último era condición que la casa se desarrollara totalmente en planta baja.

Bak Arquitectos siempre encaran cada nuevo proyecto como una oportunidad de investigación en el campo teórico – práctico de la arquitectura. En esta ocasión ya que la resolución de la seguridad de la vivienda resultaba tan relevante, pareció interesante ver hasta dónde este fuerte condicionante podía ser tomado como generador del proyecto.

Esta decisión llevo a los proyectistas a proponer una casa que se extendiera hasta las medianeras para sólo tener dos frentes vulnerables. De esta manera las dos fachadas de casi 14 metros de largo se transformaron en elementos esenciales de este proyecto. De esta primera decisión y de la necesidad de resolver el proyecto en planta baja surge casi naturalmente la propuesta de crear patios internos y así poder llegar con la luz natural y posibilitar ventilación cruzada a todos los espacios de uso.

Se propuso entonces una casa resuelta en una planta dividida en 12 módulos espaciales (cuatro de frente y tres de fondo) de 3.30 de lado. Dos de ellos están vaciados y se proponen como pequeños patios interiores, con la vegetación como protagonista en uno, y el agua en el otro. Estos espacios sin techo se suman a los locales contiguos otorgándole una sensación de mayor amplitud y una atmósfera cambiante por los efectos que produce la luz entrando a través de ellos y la contemplación de vida que allí se desarrolla. Además ofrecen un recorte del cielo y del paisaje circundante desde los más variados ángulos de la planta.

La fachada hacia el frente se proyectó como un plano compuesto por piezas de madera apiladas que otorga intimidad a los ambientes que dan hacia dicho frente, además de resolver la hermeticidad de la casa. Hacia el fondo el sistema elegido para otorgarle seguridad de la vivienda debía resultar de rápido accionamiento y un costo razonable. La propuesta fue entonces una cortina metálica enrollable que cuando se abre queda totalmente oculta dentro de unas vigas invertidas del techo y que se acciona pulsando una tecla.

En el interior de la casa, el hormigón armado es el material protagonista, fue dejado a la vista sin ningún tipo de tratamiento superficial, salvo en los dos tabiques medianeros ya que por su exposición a la intemperie se consideró necesario aplicar del lado interior un revestimiento de placas de MDF enchapadas en madera de guatambú con una cámara de aire que resolviera la aislación térmica.

Los suelos, tanto los interiores como los exteriores son de paños de alisado de cemento separados por planchuelas de acero inoxidable. Las encimeras de baños y cocina son losas de hormigón con su superficie alisada y protegida por una laca. Los muebles de cocina y todas las puertas de los diferentes armarios son de placas de DM chapadas con madera de guatambú.

Fotos: Gustavo Sosa Pinilla

 

 

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