MYCC diseña una librería-vinoteca en Madrid, un espacio industrial para Tipos Infames.
Uno de los últimos proyectos del estudio madrileño MYCC Oficina de Arquitectura es el espacio Tipos Infames -Libros y Vinos-, situada en pleno centro de la capital. De marcado carácter industrial, el establecimiento es ahora una simplificación de las múltiples intervenciones anteriores, superpuestas a lo largo de la vida del establecimiento.
El estudio de arquitectura explica cómo, cuando recibieron el encargo, se encontraron con una ya prolongada sucesión de actuaciones en el interiorismo del espacio. Lo que se precisó de ellos fue una labor de simplificación y limpieza de estas superposiciones sucesivas, fruto de las numerosas intervenciones a lo largo de la prolongada vida del local.
Adicionalmente, debía conseguirse un espacio atractivo capaz de servir de contenedor para un programa inicialmente indefinido. El proyecto se tuvo que diseñar sin determinar cuantos metros cuadrados iba a ocupar el área de la vinoteca, o el número de ejemplares que se pondrían a la venta en la librería, o si las presentaciones y eventos de cara al público debían de hacerse en la planta superior o en el sótano, o si los cócteles de las noches de fin de semana podrían ganar superficie a las exposiciones y a las estanterías. Esta indefinición de programa se unió a la dificultad extra de un presupuesto muy ajustado.
El local respondía a una distribución muy común en otros establecimientos de la zona: una estructura paralela a los muros de la fachada principal se situaba a pie de calle, y contaba con un sótano bajo rasante sin luz natural ni ventilación.
La solución: se ha diseñado un espacio con referencia directa al loft neoyorquino, utilizado en muchas galerías de arte de los primeros años setenta. La idea ha sido concebir un lugar con lo ya heredado, que sea capaz de entablar conversación con las diferentes actividades y personas que lo van a visitar.
La intervención se ha basado en realizar una exhaustiva limpieza para dotar de amplitud e iluminación al local, potenciando su aspecto industrial. Así, los arquitectos han utilizado pintura blanca, pavimentos industriales de garaje y bombillas desnudas en una sucesión de espacios interrelacionados entre sí.
Como resultado, se ha conseguido un establecimiento que llama la atención desde la calle al mostrar un espacio desnudo y amplio. En la parte trasera existe una zona más íntima y reposada, de color vino, mientras un pavimento de vidrio transparente nos descubre un vibrante tono naranja que nos lleva al sótano. Éste, hace ahora las veces de galería de exposiciones incluso cuando tiene que convivir con otros programas.
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