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Casa Hormigón en Argentina, una vivienda esencial de BAK Arquitectos.

Casa Hormigón es una casa de vacaciones sencilla, de construcción austera e interiorismo básico. Su fuerza estética reside en los materiales, toscos y desnudos, que consiguen darle a la vivienda un aspecto natural y acogedor. Una demostración auténtica del famoso y no siempre bien empleado "menos es más".

La localización era inmejorable. En un bosque de pinos de Mar Azul, una población costera situada 400 kilómetros al sur de Buenos Aires, el terreno se situaba en una pendiente con buenas vistas al mar, y alejada del bullicio vacacional de la pequeña villa. Pero el presupuesto era reducido, el plazo breve y la capacidad de supervisión de los arquitectos mínima debido a la distancia entre Mar Azul y la capital argentina.


Con estas premisas María Victoria Besonias, Guillermo de Almeida y Luciano Kruk, de BAK Arquitecots, han diseñado esta casa poniendo el énfasis en la construcción de hormigón, un material que toma incluso protagonismo en el mobiliario. La vivienda, de tan sólo 90 m2 está planteada como una construcción de formas básicas con una distribución muy racional en el interior, y unos acabados sin pulir donde las marcas del encofrado sobre el hormigón son casi la única concesión estética. El mobiliario también se ha planteado con una extrema sencillez, y las piezas básicas se han integrado en la obra, ayudando también a aprovechar el espacio interior.


La casa, un volumen ortogonal de una sola planta, se ha situado sobre un pequeño plano natural del terreno en pendiente. Semienterrando una parte de la construcción en la zona más inclinada se ha conseguido una máxima integración con el paisaje. La planta, de forma rectangular, se amplía visualmente gracias a que la fachada principal se ha abierto a las vistas mediante grandes ventanales. La luz natural invade el interior, que se extiende gracias a un pavimento de madera que crea una pequeña terraza en el exterior. Así, la casa, más que integrarse en el paisaje, consigue formar parte de él. Sin apenas molestar al desnivel del terreno, el volumen de una sola planta parece haber estado siempre en medio del bosque de pinos.


La distribución interior de la vivienda es también muy simple: los espacios principales –salón y dormitorios- se han situado junto a la fachada abierta en forma sucesiva, los espacios de servicio –cocina y baños- se han situado junto a la fachada hundida en el terreno. El acceso principal se realiza a través de los grandes ventanales del salón, aunque existe una pequeña puerta trasera de entrada, con menos protagonismo.

El mobiliario interior se ha diseñado para la ocasión por los arquitectos. La mesa del comedor, la chimenea, los armarios y las repisas que ayudan a organizar el espacio en toda la casa están hechos también de hormigón e integrados en la obra. El resto de mobiliario exento se ha construido con madera recuperada de pino canadiense proveniente de cajas de embalaje.

Fotografías en www.plataformaarquitectura.com

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