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Gemma Figueras
6 mayo 2010

Una vivienda volcada sobre el mar en la isla de Mykonos.

Hay algunas casas que forman parte de nuestro imaginario colectivo, no hace falta visitarlas para asociarlas al relax y al descanso. Son auténticos paraísos en la tierra que personalizan el lujo de desconectar; por su entorno y emplazamiento, por el sutil cuidado de los detalles... Ésta, situada en la isla griega de Mykonos, nos ha cautivado en este sentido. Con sinceridad, ¿hay alguien que no se emocione al imaginarse cenando en su porche a la luz de las velas?

Situada en una parte residencial y privilegiada de Mykonos, esta casa es una joya de 200 m² que supone toda una declaración de intenciones en cuanto a estilo de vida se refiere. Ocupa una parcela de una hectárea, con magníficas vistas, y su estructura ha sido diseñada para conservar, respetar y complementar la arquitectura del entorno. Paredes encaladas, contraventanas de madera, muros de piedra y tejidos en mil gamas de azul son sólo algunos de los elementos que hacen de esta casa un destino único.


Fuera, todo está pensado para disfrutar del clima y de las vistas. Al traspasar el umbral, nos desvela unos interiores confortables y generosos. La sala principal es un espacio amplio, natural y cómodo; la zona de asientos, sobre bancos de obra corridos, se articula entorno a la chimenea, construida para poder disfrutar de la casa también en invierno.


El comedor domina este primer espacio; está decorado en blanco, con escultóricas lámparas colgantes y espejos a gran escala con trabajados marcos de madera que le aportan una nota de natural sofisticación. Las paredes de piedra vista relacionan interior y exterior. Una segunda sala de estar tiene conexión directa con la terraza; invita a dar un paso y zambullirse en la piscina; o a tumbarse en el sofá, también de obra, a refugio del sol pero admirando las vistas.

La cocina americana, generosa y amplia, posee otra zona de estar con chimenea habilitada en el espacio de una “cueva” de piedra posterior. Éste es es un espacio más intimo y familiar.


La planta superior consta de cuatro dormitorios, en suite el principal, mientras que otro más se ubica en la planta baja. Las habitaciones están decoradas con cortinas de tela a rayas, apliques de cristal y cabeceros de madera. Algunas incluyen sugerentes sorpresas, como telas mosquiteras, armarios con puertas de cristal, chimenea… ¿La mejor? La vista desde el balcón de la suite principal, donde tus ojos abarcan un interminable azul.


Otro elemento cautivador y sugerente es un volumen de diseño flexible y múltiples posibilidades destinado a ser la casa de invitados, situado en la parte frontal de la parcela. Esta casa de huéspedes es perfecta para sentirse independiente; incluye una acogedora cocina, sala de estar, baño y un dormitorio.

Todo este proyecto fue diseñado con éxito para dar cabida a una casa de usos múltiples, para compartir, algo que se convierte en uso que es exactamente lo que es la breve principales para el 90% de las casas de verano, pero unos pocos lograrlo. Una residencia que puede ser ocupado por una familia o amigos, una casa con espacio suficiente para disfrutar del aire libre. Una casa a la que siempre apetece volver… Y quedarse.

Visto en yatzer.com

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